(Autor Desconocido)
Un buen taller siempre estará donde el camino está lleno de paciencia, donde los secretos son inviolables, donde la tolerancia y la fraternidad sean la práctica de cada día, de cada hora, de cada minuto,de cada segundo.
Estará donde el puente se halle tendido para comunicarse, donde las caras estén dispuestas para sonreír, las mentes activas para pensar y las voluntades deseosas para servir.
Un buen taller siempre estará donde los abrazos sean sinceros y los pasos sean muy, muy firmes. Donde los tropiezos tengan cordura y los detalles, significación. Donde la ternura sea muy tibia y el trato diario muy respetuoso. Donde el deber sea gustoso, la armonía contagiosa y la paz dulce.
Un buen taller siempre estará donde el crecimiento sea siempre ordenado y el fruto provenga de la misma raíz.
Donde la navegación sea por la misma orilla y hacia el mismo puerto. Donde la autoridad se haga sentir, sin miedos ni amenazas, llene la función de encauzar, dirigir y proteger. Donde las personas mayores sean reverenciadas, los dignatarios obedecidos y los aprendices dirigidos correctamente.
Un buen taller siempre estará donde el fracaso y el éxito sean de todos. Donde disentir sea intercambiar y no pelear. Donde la formación junte los eslabones ¡Y la fraternidad forme la cadena! Donde las estructuras se construyan con el trabajo honesto, donde los tragos
amargos se enfrentan con dignidad y se aprende de los yerros.
Un buen masón siempre estará en la logia donde nació para la virtud y murió para los vicios, en el molde donde se configura y el taller donde se pule. Y muchas veces será el punto de referencia y la credencial para darse a conocer. Porque el trabajo esculpe el carácter, imprime rasgos, deja señales y marca huellas.
Con buenos talleres se puede salvar al mundo, porque en ellos se estudia y se trabaja a fondo la conducta de los hombres, la felicidad de los pueblos y la raíz de la vida. Aunque hay excepciones, una logia nunca se pierde: ¡te la llevas en el alma! Nunca se oscurece: Queda en las luces que te alumbran el camino. Nunca se la lleva el viento: queda prendida en tu raíz. ¡De ahí salen obras maestras!
Porque ahí se gestan los grandes valores del mundo.
Ahí se incuban las almas de resistencia, de temple y de Fe.
De ahí salen los grandes conductores de la humanidad.