Un camino emocionante

Quién me diría a mi que las cosas me cambiarían tanto en cuestión de una vuelta de hojas. Hace poco más de 3 meses tuve que tomar una dura decisión deportiva aunque necesaria por mi parte. Después de 17 temporadas entrenando ininterrupidamente, de repente no iba a acabar una temporada.
Pero el destino, en forma de email me reclamó. El FC Barcelona se ponía en contacto conmigo ofreciéndome una invitación para acudir a una Jornada de Captación de Entrenadores con el objetivo de seleccionar 25 de 100 aspirantes para formar parte de su plantilla de Entrenadores.
La empresa era difícil; hubo una prueba teórica en el Camp Nou y la práctica en el Mini Estadi, todo era de ensueño. Y aunque estaba ante, posiblemente, el reto de mi vida, debía poner toda la carne en el asador para que una de esas 25 plazas fueran para mi.
Paralelamente a todo ello, me encontraba a las puertas de cerrar otro círculo que me quedaba desde hacía unos años. En el 2006 saqué mi carné de Entrenador Nacional de Fútbol en Melilla. Hoy día, mi profunda inquietud y mis ganas por seguir estudiando este deporte hacen que ostente la mencionada titulación más el reconocimiento de Entrenador UEFA-pro, otorgado por el máximo organismo futbolístico europeo. Sólamente me quedaba que el CSD me validara esta titulación para que tuviera rango académico por lo que había de acudir nuevamente a Melilla para realizar un examen, especialmente duro y desgastante.
Con todo, a día de hoy, puedo decir que oficialmente soy entrenador de la FCBEscola; que tendré unos primeros meses moviditos (junio, julio y agosto) de trabajo en Hungría y Argentina y que, seguramente, puede ser el comienzo de una nueva etapa deportiva y familiar a medio plazo. Igualmente, en pocos días también espero recibir la noticia de mi obtención del título de Técnico Deportivo Superior.
Es cierto que no dejan de ser sólo mis batallitas pero necesitaba ponerlo en conocimiento de muchos amigos y compañeros a los que les debía una explicación.
Siempre en mi vida di más valor a las críticas que a los elogios y eso me ha hecho crecer, si no más rápido, sí más erguido; es más, creo que si estos elogios provienen de nuestro entorno más cercano no hacen más que debilitarnos, engordar un narcicismo que muere poco a poco cuando topas con una ceguera fundamentalista de creación repentina y vacía así como con la pared más alta que tenemos para escalar llamada realidad. En este sentido, agradezco profundamente a cuantos jugadores que he dirigido durante todos estos años, compañeros entrenadores y toda la gente que me ha aconsejado o reprendido en un momento determinado por hacer que esta pared apareciera en cada entrenamiento y cada día.
Seguro, ésto no habrá hecho más que empezar, seguro aún no he conseguido nada importante aún. Por mi no va a quedar el hecho de seguir andando a ver adónde conduce este camino; un camino que por momentos es más bonito y emocionante andarlo.