Revista Espiritualidad
UN CAMINO POR DELANTE Un período de purificaciones y de ajustes precede la vida regida por la voluntad del alma. De ese período puede formar parte lo que se suele llamar "fase de arrepentimiento". En el sentido espiritual, arrepentimiento es la disposición para reconocer los errores e inmediatamente actuar para equilibrarlos. No se trata sólo de lamentos y no debe confundirse con la tendencia a llorar por el dolor que causamos o a pedir disculpas sin que nada se transforme en nosotros. La lamentación, en sí misma, no tiene valor evolutivo; sólo deprime y perturba nuestro equililbrio, sin que resolvamos nada. El arrepentimiento verdadero es un impulso para sanar las desarmonías que causamos en el pasado. Si nos arrepentimos de esa manera, es decir, si comenzamos a actuar equilibradamente, de hecho nos preparamos para nuevas etapas del camino. Como evolucionamos por ciclos, existen plazos establecidos internamente para que demos ciertos pasos. Cada ciclo nos ofrece una serie de oportunidades, que están disponibles gracias a la ley del karma. Si no las aceptamos, al finalizar el ciclo tendremos dificultades para pasar al siguiente. En otras palabras, el curso correcto de la evolución sería que cumplamos los ciclos, que no dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy. Sin embargo, si no logramos dar los pasos previstos, de algún modo tendremos otras oportunidades de evolución, pues vivimos en un universo regido por la Ley del Amor. De este modo, si tenemos que repetir un ciclo, podemos aplicar lo que ya aprendimos. Si nos dejamos llevar por el aspecto negativo de nuestro "fracaso", no seremos más que un instrumento de prueba para los que están cumpliendo una etapa semejante. Pero si adoptamos actitudes positivas, podremos ser un estímulo para el progreso de todos, que se beneficiarán con la experiencia de nuestra caída anterior. Fuente: Oportunidades de Crecimiento, de Trigueirinho