Sada y Navarro levantan la Copa - ACB Photo.
Hubo un tiempo, no tan lejano, apenas cuatro cursos y medio, en el que Brad Olseon (Anchorage, Alaska, 1983) luchaba por ser el máximo anotador de la Liga ACB en su temporada de debut en el Fuenlabrada y después de despuntar en el Rosalía, al que ascendió a la LEB Oro. En la temporada 2008/2009 promedió 18'1 puntos de media sólo fue superado por una metralleta como Igor Rakocevic (19'8). Oleson sí se llevó el premio al jugador revelación por delante de Pablo Aguilar y Sergio Llull. Fichó por el Madrid, que nunca lo presentó y que tras la llegada de Messina lo incluyó en una operación que acabó con Vidal y Prigioni en la capital. En Vitoria se recicló: asumió que en un grupo con Huertas, Splitter o San Emeterio no podía tener los focos principales y tuvo una notable actuación en las eliminatorias por el título de una Liga ACB que alzó con el resto de compañeros del Caja Laboral. Su equipo hasta hace unos días, hasta que se pactó su fichaje por el Barça, con el que acaba de ganar su segundo título en Europa una semana de debutar en Manresa. Oleson ya tiene una Copa del Rey y la ha logrado en la que era su pista hasta hace unos días, el Buesa Arena. El tirador de Alaska (12 puntos) desactivó a Rafa Martínez y a Kealti como bien había hecho antes con Carroll y contribuyó a un triunfo coral de los azulgrana ante un Valencia Basket que hizo varios amagos de remontada, pero no concretó ninguno. El conjunto de Perasovic acabó engullido por el arsenal de un Barça que ha promediado 92 puntos en el torneo y que en la final tuvo a seis jugadores con diez y más puntos. Los azulgrana se reivindicaron igualando las 23 Copas del Rey del Madrid, la tercera en los últimos cuatro años. Mickeal, con 15 puntos, tres rebotes y 14'6 puntos de valoración de media, fue nombrado el MVP del torneo –su actuación contra el Madrid fue memorable– y fue quien resumió el comportamiento del equipo en la pista: “Este equipo tiene mucho corazón”. Y más teniendo en cuenta que en la final el capitán, Juan Carlos Navarro, se quedó seco (0/8) y valoró -7, y recordando la entereza que demostró el equipo en los cuartos de final con dos prórrogas ante el Madrid y sabiendo atar en corto al anfitrión, el Caja Laboral en semifinales.
No le importó a los azulgrana que su jugador franquicia no tuviese el día. La Bomba había dejado su sello en semifinales. Como Huertas, que volvió a brillar otro partido más y repartió ocho asistencias, además de sumar 13 puntos. El base brasileño se sacó la espina de su horrible Copa de hace un año en el Sant Jordi –cuando anotó seis puntos (tres canastas) y repartió otras seis asistencias, una más de las pelotas que perdió– y disfruta de su mejor momento en el Barça. Su complemento –Jasikevicius no jugó la final– fue un Sada atlético y constante que compareció como un relámpago, cerrando bien el rebote –consigna clara de su entrenador para impedir los contraataques de un rival muy físico–, parecía un anotador compulsivo, pues aportó la mitad de los puntos de su equipo (14-6 a los 5m 42s) y se merendaba a San Miguel. Perasovic pidió tiempo muerto y cambió de director de juego dando entrada a Markovic, que imprimió más velocidad y sobre todo puntos, ocho, con dos triples sin fallo para revertir el marcador (18-21 a los 10m 52s).Los problemas de LishchukAl Valencia Basket no le había importado que Lishchuk se cargase con tres personales en el tercer minuto –sería eliminado después con menos de seis minutos en pista–, pues su sustituto, Faverani, aportó intimidación y dos tapones como Pietrus que frustraron varios contragolpes de los azulgrana, revolucionados y sin tino en ese momento. A Jawai le había faltado algún centímetro para concretar un palmeo y a Oleson le había sobrado la mano de Faverani. Xavi Pascual, que ya acumula diez títulos con el Barça (tres Copas del Rey, tantas como Ligas y Supercopas, además de una Euroliga), hizo un triple cambio para dar entrada a Navarro, Tomic y Wallace coincidiendo. Pero fue uno de los que ya estaban en la pista, Huertas, quien reactivó a su equipo con puntos y llevando el partido a su terreno. Huertas se entendió con Tomic hasta que éste se cargó con la tercera personal. Y en el banquillo azulgrana se encendieron las alarmas cuando en el primer minuto tras el descanso (36-33) Jawai también alcanzó la tercera y Lorbek contabilizaba sus tiros por fallos y acumulaba dos personales. Surge LorbekLorbek no tardó más en estrenarse y Tomic funcionaba en la zona, mientras Oleson era una auténtica lapa y la sombra de Rafa Martínez e incluso de Doellman si convenía. El jugador de Alaska le hizo un tapón al ala-pívot norteamericano y se marchó al contraataque para machacar a placer (53-39 a los 25m 18s). Parecía que el Barça iba a escaparse definitivamente, pero se sostuvo gracias a dos triples de Doellman y Dubljevic y la puntería con los tiros libres (10/11 en el tercer cuarto) para provocar que el conjunto de Perasovic se acercase 63-57 a 8m 23s tras una buena jugada del eléctrico Ribas. La réplica azulgrana corrió a cargo de Oleson, dos un triple, y una asistencia a Lorbek, que se marcó cuatro puntos seguidos para cerrar una final más fácil de lo esperaba para el Barça, que se gustó especialmente en los minutos finales, con repartos sin mirar y puntos de Huertas y con Mickeal redondeando los números que le han valido para ser MVP de una Copa a la que el Barça llegó con ocho derrotas en Liga y generando muchas dudas sobre su juego y rendimiento, sobre todo tras sus tropiezos ante el Valladolid y Obradoiro en casa y su desplome en Estudiantes. Ahora parece otro equipo. “Esas derrotas han hecho que ganásemos este títulos. Nos han hecho más fuertes. Este título es para todos aquellos que dudan de nosotros”, reivindicó Sada, que levantó el trofeo justo a Navarro: “Lo importante en el grupo es que todo el mundo confía en el otro compañero. Esto nos dará confianza”. Mientras Mickeal dedicó la Copa y el MVP a la ciudad de Barcelona, a su mujer y a su equipo. Fue todo corazón. Como su equipo.