Cuba condenó enérgicamente la resolución propuesta por Estados Unidos contra Venezuela, aprobada en la 48ª Asamblea de la OEA, el pasado martes, y destacó la postura de un numeroso grupo de países que no siguió las órdenes de Washington
Eugenio Martínez Enríquez, director general de América Latina y el Caribe del Ministerio de Relaciones Exteriores, dijo que el documento es una intromisión «inaceptable» en los asuntos internos de la nación sudamericana e insta a los países miembros a tomar medidas para desestabilizar el orden en Venezuela, lo que significa una incitación a la violencia y la imposición de sanciones y medidas coercitivas unilaterales, incompatibles con los principios del Derecho Internacional.
Estados Unidos y la OEA no tienen autoridad moral para dar lecciones de democracia y derechos humanos, expresó y destacó la postura de un numeroso grupo de países que no se prestó para apoyar esta resolución.A propósito de ese reconocimiento, una vez más hay que mirar al Caribe de pequeñas islas, pero que con gran coraje, determinación y, animado por un sentimiento de justicia, no se amilanó ante la propuesta imperial.
Los caribeños nuevamente impidieron que se llegara a la cifra de 24 votos en el ministerio de colonias para sancionar a Venezuela. Otra resolución, de febrero pasado, en el mismo mecanismo, tuvo igualmente 19 decisiones a favor de castigar al Gobierno bolivariano, frente a ocho abstenciones y cinco rechazos. El Caribe demostró que pesa en las decisiones multilaterales y actuó en el espíritu de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, aprobada en la II Cumbre de la Celac, en La Habana, en el 2014, base para el desarrollo de relaciones de respeto mutuo entre los Estados y el compromiso de estos con el estricto cumplimiento de su obligación de no intervenir, directa o indirectamente, en los asuntos internos de cualquier otro Estado.
Tomado de Granma