Revista Asia
La cultura asiática, una vez más, no deja de sorprendernos.
La tradición de colgar los ataúdes de los fallecidos en los precipicios, se concentra principalmente en el dique Matang y el golfo Sumawan, de la meridional provincia de Sichuan.
Actualmente hay aproximadamente 265 sepulcros de este tipo, la altura de las tumbas como se puede observar varía entre 10 y 100 metros de altura.
Antiguamente se utilizaban tres métodos de construcción de estos sepulcros, entre ellos el de estacas de madera. Se tallaban dos o tres agujeros en el acantilado y se incrustaban las estacas de madera con el fin de propiciar un apoyo al ataúd. Al segundo se le conoce como talla en cavernas, cuyas paredes se esculpían en dirección horizontal o vertical para colocar los féretros. El tercero consistía en aprovechar las grutas y grietas originales para colocar los féretros.
Los féretros que usaban estaban hechos normalmente de madera, aunque hay algo curioso en eso, y es que son más anchos de la parte superior que de la parte inferior. Los artículos funerarios, cuya cantidad variaba, se disponían a los pies. Se incluían entre ellos objetos de cerámica, bambú, madera, hierro, tejidos de lino y de seda. El material predominante era el lino. Existe una gran divergencia entre los círculos académicos sobre cuál de los grupos étnicos dio inicio a esta práctica.
La creencia general es que pertenece a la minoría de los bos y liaos. En cuanto a su historia, no se sabe cuando se inició, pero sí que concluyó durante la dinastía Ming.