Un Centro cultural para Palencia

La cultura es cosa muy distinta. Es organización, disciplina del Yo interior, apoderamiento de la personalidad propia, conquista de superior conciencia por la cuál se llega a comprender el valor histórico que uno tiene, su función en la vida, sus derechos y sus deberes.
A. Gramsci

Me parece importante partir de una concepción de cultura adecuada para poder plantear la problemática que en Palencia tenemos con un Centro Cultural, donde Miguel Hernández estuvo preso unos meses y donde quieren ubicar un Archivo Histórico de la Policía Nacional.

En la Asamblea que se constituyó en defensa del Espacio Cultural en la Antigua Cárcel se planteó no desviar la atención hacia si se quiere o no el archivo sino plantear que ese no es el espacio idóneo para el mismo. No gastaremos pólvora en salvas ni dividiremos un movimiento que busca que el Centro cultural terminado hace más de un año se ponga en funcionamiento.

Es importante plantear el debate desde un punto de vista positivo, porque esa es la finalidad con la que nos hemos constituido en Asamblea y desmontar argumentos que no se sostienen respecto al coste. Cuando en Izquierda Unida planteábamos la posibilidad de hacer una plataforma incluyente donde pudiéramos confluir gente de distintas sensibilidades que estuvieran interesadas en el mundo de la cultura y en poner en funcionamiento el Centro Cultural de la Antigua Cárcel todavía no se sabía que iban a firmar la declaración de intenciones con la Dirección General de la Policía. Nada cambia respecto al tema que llevamos más de un año con un contenedor cultural cerrado por una perspectiva economicista de la cultura que ha permitido que Sergio Dalma actúe en Palencia por 35.000 euros y que se contrate, por libre designación, al coordinador de cultura, que es portavoz del PP en el Ayuntamiento de Cigales y futuro alclade, por 60.000. Entre ambos gastos llegamos a la escandalosa cifra de mantenimiento del Edificio de la Antigua Cárcel que el partido popular dice que no se puede abrir porque genera muchos gastos.

Cuestión de voluntad política y de elección entre una forma de gastar el dinero u otra, cuestión de priorizar presupuestariamente por aquello que es prioritario para la ciudadanía o por los intereses de un partido hegemónico que está conduciendo por la vía del estrangulamiento presupuestario a la cultura de la inanición. El problema es que la cultura crítica es resistencia, el poder político no es poder cultural sino alimenta formas de cultura subsidaria que le sea cómoda.

Podrá ser incómoda para una política que visibilice la cultura como algo dependiente que tiene que someterse al poder, pero es necesaria para la democracia. Más si cabe en estos momentos extremadamente difíciles y, además, se puede convertir en un elemento generador de empleo. Así que vamos a abrir el Centro Cultural Miguel Hernández para que Palencia sea una ciudad culturalmente más rica y tengamos un recurso cultural inestimable en funcionamiento.