Por edad, jamás viví la época, entre los años 60 y 80, en la que los barcelonistas teníamos que esperar no menos de dos lustros para ir a celebrar una Liga a Canaletas. Por el contrario, entre 1960 y 1990, la Cibeles se veía invadida prácticamente año sí, año también, por seguidores merengues. Pero aquello que llamamos destino quiso que comenzara a aficionarme por el fútbol el año de la primera Liga de Cruyff en el banquillo azulgrana. A partir de esta Liga, en el siguiente cuarto de siglo han llegado otras doce, amen de cuatro Copas del Rey y otras tantas Champions, que podrían ser cinco de cada en las próximas dos semanas. Desde la temporada 90-91, el conjunto azulgrana ha conseguido nada menos que 38 títulos por 24 del conjunto blanco, casi doblando el número de Ligas (13 a 7), doblando el número de Copas (4 a 2) e igualando las Champions (aunque en breve tendrá la opción de superarle si gana en Berlín). Y eso, lógicamente, ha jodido a muchos, mayormente seguidores y acólitos del conjunto blanco, no pocos de los cuales están actualmente a sueldo de medios de comunicación, lo cual hace que no pocas emisoras de radio y televisión se parezcan más a una ONG cuyo cuyo nombre podríamos bautizar como "Merengues sin fronteras".
Pero, por mucho que les pese a más de uno, el FC Barcelona ha ganado su 23ª Liga en la que representa la quina en las últimas siete temporadas y la séptima en las últimas 11 temporadas, además de la octava para un jugador que se ha convertido en leyenda del barcelonismo como es Xavi Hernández. Y por mucho que les pese a muchos, en estas próximas dos semanas todavía podríamos ir a Canaletas otras dos veces, aunque mejor no decirlo demasiado alto, por si las flies. Desde luego, sería un gran colofón para uno de los mejores jugadores que ha pasado por las filas barcelonistas en su más que centenaria historia-
Pero, obviamente, no todo el mundo está contento. En ciertos platós de televisión, la bilis campa a sus anchas. El mejor ejemplo es el plató de El Chiringuito, en el cual, Tomás Roncero pasa olímpicamente de felicitar al campeón, aunque más que negarse, es justo decir que lo ha postergado, ya que, como él mismo admitió, le felicitará cuando le dé la gana, manera fina y diplomática de decir que lo hará cuando le salga de sus reales cojones, con perdón de la expresión. Solamente decirle a los culés que esperan que este bulto con ojos que se autodenomina defensor del madridismo, ya pueden esperar sentados.
En fin, espero poder escribir en los próximos días sendas entradas celebrando dos nuevos títulos, aunque, en ese caso, me permitirán que me regodee en los vídeos que a buen seguro se editarán con el redactor del As de protagonista. No me negarán que sería una gran manera de comenzar el verano y dos meses sin fútbol.