Cuando todo se vuelve un poco monótono siempre queda probar cosas nuevas, por ello me animé a decirle a mi novio que podíamos comprar algún juguete sexual, por mi parte me gusta probar siempre artilugios nuevos y darle más emoción a la relación, por lo que conseguí que accediera a usar un juguete erótico que siempre me ha dado mucho morbo.
Después de mirar algunos juguetes me gustó mucho la bala control remoto color lavanda, que parecía muy interesante para avivar nuestra relación. Cuando lo tuvimos pensamos en usarlo en casa, pero sentimos mucho más morbo haciendo algo, por ello compramos entradas para una película que nadie vería y así poder jugar y mantener la tensión erótica.
No te preocupes me decía, peor yo sabía que iba a ser muy malo en cuanto le diera el control, por ello andaba nerviosa por lo que pudiera pasar, no dudaba en que le quería más por intentarlo.
Además me prepare también un poco de lencería, ya que así me sentía mucho más sexi, al rato de llegar al cine nos dábamos algún beso entre momento y momento, lo que disfrutábamos un montón. Después empezó a picarme con el vibrador, subiendo y bajando la intensidad del mando, yo le picaba poniendo las manos sobre sus pantalones y rozando su pene un poco.
Al poco ambos estábamos muy mojaditos, dándonos algún beso furtivo y rozando nuestras partes íntimas, a veces mi novio subía la intensidad para picarme y verme sufrir un poco, aunque a mí en verdad me encantaba.
Cada vez que me veía más nerviosa en este cine de locura con juegos eróticos, porque se oyeran pasos me subía un poco la intensidad o la bajaba. Poco a poco empezamos a sentir que estábamos muy calientes y no parábamos de darnos besos y rozar nuestros cuerpos, el cine se volvía un sitio muy erótico para nosotros, con lo que aprovechamos bien.
En el momento casi del final de la película empezó a subirme la intensidad sin parar, yo le susurraba que parase pero no quiso, decía que quería que me corriera, con lo que no pare de darle besos mientras terminaba de hacerme Juegos eróticos.