Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar de nuevo a los clásicos, de manera especial, a los griegos. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.
No se me ocurre mejor manera de homenajearlos que trayendo hasta el blog, en esta sección de "Un clásico de vez en cuando", el Hipólito, de Eurípides, que pueden leer en el enlace inmediatamente anterior. Más abajo, también pueden ver si lo desean un fragmento de la adaptación de dicha obra llevada a cabo por Concha Távora y representada en el Teatro Central de Sevilla en junio de 2014. Representación de "Hipólito" en el teatro romano de SegóbrigaHipólito (Ιππόλυτος) es una tragedia de Eurípides basada en el mito de Hipólito, hijo de Teseo. Fue estrenada en las Dionisias de Atenas el 428 a. C. y ganó el primer premio como parte de una trilogía. Se sabe que existía un culto a Hipólito en la ciudad de Trecén, lugar donde transcurre la acción de la tragedia y donde existían templos y ritos en su honor. En esta ciudad, las muchachas, antes de casarse, debían de ofrecer a Hipólito un mechón de cabellos. Su mito va unido al de Fedra, hermana de Ariadna y esposa de Teseo. Se dice que las tumbas de Fedra e Hipólito estaban juntas en Trecén.
Hipólito, casto, enemigo de las pasiones mundanas, frugal amante de la naturaleza y de la caza, es ferviente adorador de Ártemis, diosa de la caza, y procura vivir conforme al arquetipo de esta diosa. Fedra es una mujer apasionada, ardiente, tempestuosa, poseída por Afrodita y, por los designios de esta diosa, que cae enamorada de su hijastro, Hipólito, hasta la locura. El antagonismo de valores está encarnado por estos dos personajes contrapuestos. Ambos incurrirán en la desmesura, la hýbris griega, forzosamente castigada por los dioses.
Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
HArendt
[email protected]La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)