En septiembre, un Audi TTS ascenderá la cima del Pikes Peak, en Colorado, a menos de 100 kilómetros por hora. No parece nada especial, sino fuera porque el vehículo no llevará conductor. Es el primer paso hacia el coche que se conduce a sí mismo. Quizá mejor que como lo haría un humano al volante.
Para 2020, la Organización Mundial de Salud augura que los accidentes de tráfico serán la tercera causa de mortalidad en todo el mundo. Y el factor humano es el responsable del 73% de estas muertes. Así que los fabricantes están buscando la manera de fabricar coches más seguros. Dentro de este campo, los coches autónomos podrían, además, ofrecer otros beneficios: TNO, una firma de investigación internacional con sede en los Países Bajos, dice que podría reducir el tiempo perdido en los atascos de tráfico hasta en un 50%, y reducir las emisiones de CO2 y el consumo de combustible en un 5%.
En el Pikes Peak, se desarrollará un proyecto conjunto de la Universidad de Stanford Dynamic Design Laboratory, el Laboratorio de Investigación Electrónica (ERL) del Grupo Volkswagen (propietaria de Audi), y el software de Oracle Corp. La parte final que lleva a Pikes Peak, un duro tramo de grava, es el escenario del rally anual Hill Climb Internacional, un importante evento del mundo del motor. La carrera del TTS demostrará si un coche autónomo puede tomar las curvas más rápido que un ser humano sin caer por un precipicio.
El Departamento de Defensa de EE.UU. ha estado probando vehículos autónomos durante años, en particular, a través de su agencia DARPA y el evento Urban Challenge en la antigua base aérea de George en Victorville, California. Durante el concurso, los coches sin conductor deben recorrer una ruta de 96 kilómetros de urbanlike (que incluye situaciones de tráfico y señales de STOP) en menos de seis horas. Sólo seis de los 11 equipos fueron capaces de lograr esto, y otro vehículo de ERL, un Volkswagen Passat denominado “Junior”, llegó en segundo lugar.
“Después de aquel reto urbano, empezamos a discutir el próximo gran desafío, y lograr que un vehículo autónomo llevará su conducción hasta los límites de velocidad“, dice Burkhard Huhnke, director ejecutivo de ERL. Lo ideal sería que el vehículo completará con éxito vueltas rápidas tal y cómo los conductores de carreras hacen.
El coche es un tipo deportivo, con dos ordenadores que utilizan el software de Oracle Java Real Time System, para ejecutar algoritmos que mantengan el coche en la carretera y en los límites controlables de manipulación en superficies variables y diferentes condiciones.
“Es una vía de mantenimiento de sistema de asistencia que hemos desarrollado con el apoyo de pilotos profesionales, junto con un controlador robótico que está continuamente tratando de empujar el coche al límite”, dice Chris Gerdes, director del Centro de Investigación Automotriz en Stanford. La idea es que un auto se conduzca a sí mismo tendría que ser tan bueno como un piloto de carreras profesional para que la gente lo aceptara.
El coche se guiará por un sistema GPS diferencial que, corrige los errores que surjan en las señales satelitales de posicionamiento global a medida que viajan a través de la ionosfera y la troposfera, y que será capaz de saber la posición real del coche con un error de menos de 1,5 centímetros. Una tecnología similar se encuentra en modo experimental para su posible implementación por parte del Departamento de Carreteras Nacional de los EE.UU.
Hay varios componentes que la industria del automóvil pide para lograr la conducción autónoma. En primer lugar, el coche debe ser capaz de distinguir su entorno: carreteras, edificios, intersecciones y otros coches. En segundo lugar, tiene que ser capaz de evitar colisiones. Más allá de estos elementos básicos, un vehículo inteligente debería obedecer las reglas de tráfico mientras que calcula como llegar a su destino del modo más rápido y seguro posible. La carrera de Pikes Peak pondrá a prueba la capacidad de Audi para alcanzar esta meta.
Algunas de estas capacidades ya se han probado en calles, y otras se han demostrado en pruebas. Por ejemplo modelos de Volkswagen Passat pueden aparcarse a sí mismos, y un sistema de alerta de colisión está disponible en modelos de gama alta de la mayoría de los principales fabricantes, como Toyota, Mercedes ó Volvo.
Asimismo, la Universidad de Oxford se encuentra trabajando en la actualidad en un sistema autónomo de navegación que toma datos procedentes de sensores a bordo, radares, cámaras, láseres y servidores de Internet. Y GM prevé un sistema de movilidad que conecte a vehículos inteligentes entre sí y con servidores remotos que permita viajar de manera eficiente y en sincronía. Algún día, la conducción autónoma podría ofrecer lo último en confort, permitiendo al conductor hablar por teléfono, enviar correo electrónico o ver la televisión de camino al trabajo. Cuánto control desea tener a la hora de conducir puede depender de la edad y del destino, según Marcial Hernández, ingeniero senior de ERL. “De vacaciones con la familia, si el conductor lo desea, puede darse la vuelta y hablar con los niños y personas de 30 años pueden querer conducir ellos mismos, parar frente a un bar, y decirle al coche que se aparque a sí mismo.”
“Hacer que conducir sea divertido no es nuestra meta principal, lo que buscamos es ayudar a la gente a disfrutar la conducción. Pero son ellos quienes deben tomar la decisión y si quieren conducir o presionar el botón de piloto automático.”
Autor: Susan Kuchinskas.
Enlace original: Automatic Auto: A car that drives itself.