Hace unos días mi amiga Elena me llamó y me preguntó si yo hacía cuentacuentos para adultos, yo le dije la verdad, los únicos cuentacuentos que había hecho eran para mi familia pero si ella se fiaba de mí, yo encantada me liaba la manta a la cabeza y me iba a la residencia de ancianos en la que trabaja a contar un cuento. Total, que se fio de mí y aunque la cosa era un poco precipitada me ha dado tiempo a preparar una de las miles de leyendas que tiene la ciudad de Sevilla para contarles a los abuelitos. Ya me conocéis, soy una miedosa tremenda y ayer por la noche parecía que tenía un examen de la carrera en lugar de un cuentacuentos pero también estaba muy ilusionada con la idea.
Jaime, que está de vacaciones, me ha ayudado y hemos hecho un powerpoint para ilustrar la historia. Él iba pasando las imágenes y haciéndome fotos a la vez J
A pesar de todos mis nervios y mis miedos la cosa ha salido bastante bien y mi público, que me infundía muchísimo respeto (quería que pasaran un buen rato y no sabía si lo conseguiría) ha sido de lo más agradable. Además, he conseguido hablar lo suficientemente alto como para que todos, hasta los del final, me oyeran. Yo siempre hablo muy bajito así que ha sido un gran logro, jeje.
He contado una leyenda de una calle que está muy cerquita de la residencia, la de Cabeza del rey don Pedro, os dejo un enlace aquí para que la conozcáis si queréis. Mi versión no es exactamente así porque es de otra fuente pero más o menos, la historia es la misma.
Y después de las fotos en las que me veis a mí contar la historia (no sé qué me pasa cuando cuento cosas que me pongo feísima pero me gusta enseñaros estas cosillas que voy haciendo), os dejo también una de la calle en cuestión por si os apetece conocerla.
¡Ah! En las fotos no se ve, pero la sala estaba llena hasta el fondo J Nada más por hoy, un abrazo grande a todos y nos leemos.