Lo voy a contar de modo que parezca un cuento. Esto es un grupo de personas que por sus convicciones inician un proyecto basado en software libre con el objetivo de facilitar a autónomos y empresas el facturar día a día y gestionar su negocio sin morir en el intento que tal como están las cosas es como agua de mayo.
Como fruto de un duro trabajo de ingeniería de software, horas y horas de desarrollo e innumerables tazas de café el proyecto toma forma y logran quedar de finalistas varias categorías durante la pasada edición de un concurso que premia los esfuerzos que se dan en el sector de hacer del software libre algo cercano al público, útil e innovador. Algo que no tiene más mérito que el reconocimiento a tanto esfuerzo y a seguir trabajando. Corderitos… (lo digo de buen rollo, seguir leyendo que ahora comienza lo fuerte).
Un estupendo proyecto basado en software libre copiado por un “lobo”.
Aquí es cuando hace aparición el señor lobo. Una persona que es ajena al sector pero que ve una oportunidad de negocio en este proyecto. Pero no penséis que se trata de “he visto vuestro software y me gustaría distribuirlo libremente a cambio de poder ofrecer soporte y mejoras a mis clientes, ¿hay algún problema?”. No, nada de eso. En realidad es un “os copio vuestro trabajo, le pongo mi logo, digo que lo vendo y desarrollo yo, le meto bombo y platillo a vuestros logros como si fuesen los míos a base de marketing barato y si cuela cuela”. Y coló, vaya si coló…
Nuestro amigo lobo no dudó en pasear por las portadas de la prensa local y medios digitales, hasta un alcalde salió a recibirle y ya podéis imaginar el asombro de este narrador. ¿Y cómo lograba mantener la mentira si de programar cero pelotero? Pues nuestros corderitos recibían las peticiones de un usuario en cuestión solicitando mejoras camuflándolos como errores y la cosa iba colando. Por supuesto a cada actualización el juego volvía a empezar. “Novedad, novedad” – decía el lobo y la prensa no hacía otra cosa que hacerle caso. Claro, ellos qué van a saber y si los corderitos están ocupados trabajando…
Pero como toda buena historia llega el momento del final. Los corderitos no se vuelven leñadores de pronto pero saben que les están tomando el pelo, ¿un usuario tan tan activo y comprometido? raro, y tras descubrirle gracias a otros usuarios que detectan el plagio no dudan en denunciarle a la comunidad mediante un vídeo. Vídeo que acaba en portada de meneame y que enlazo para que conozcáis la historia real que está oculta tras este “cuento”. Por supuesto los corderitos han hecho más, han cerrado puertas y nuestro “amado” lobo ahora tiene un software que podrá seguir usando pero está descubierto, rey desnudo ante la comunidad y pronto ni clientes tendrá. Puede que le caiga el peso de la administración (señor lobo, ¿ha pedido ayudas públicas?¿ha tomado prestado dinero de otros?) a fin de cuentas seguro que más de un cargo político ahora mismo estará muy molesto tras esta mentira.
Como decía un refrán “se coge antes a un mentiroso que a un cojo“. Y ahora la moraleja. Software libre es eso, libre, pero que nadie piense que la comunidad se chupa el dedo y que no pelea por lo que es suyo. Entre otras razones porque si por culpa de un lobo se jode un proyecto los perjudicados somos todos por mucho que luego algún colectivo haga un fork o arranque de nuevo de cero. No señor lobo, no. Malos rollos los justos y si otro lobo lee esta historia sepa que este narrador le advierte, como caído este caerá el siguiente. Avisado queda.
Y ahora me pongo serio. ¿Es esto normal? ¿Qué pasa por la mente de aquellas personas que no solo copian sino que también se aplican méritos que no son suyos? ¿Cómo pueden dormir tranquilos? ¿No se dan cuenta que juegan con el esfuerzo y tiempo de mucha gente? ¿No se dan cuenta del daño que hacen? Que es hacer desierto de donde antes crecía un jardín, coñe. ¿Qué opinas?
Fuente:
Canal en Youtube de NeoRazorX (Responsable del proyecto FacturaScripts)