Un cuento y un libro para regalar el DÍA DE LA MADRE

Hola a tod@s. ¿ Cómo va todo?
Se acerca el Día de La Madre y en un día tan especial siempre queremos acertar con un buen regalo.
Hace tiempo alguien muy especial me regalo un libro chulísimo para leer en cualquier ocasión y se me ha ocurrido, al relerlo de nuevo estos días, compartirlo.
 No es una novela ni tampoco un libro de relatos o cuentos al uso. Es, simplemente y nada menos que una recopilación de reflexiones apoyadas en pequeños cuentos y anécdotas, que el autor nos deja como si de un regalo íntimo y especial se tratará... Casi como si nos tuviera al lado de él tomando una taza de té o de café, charlando sobre las cosas de la vida.
Su autor es Enrique Mariscal  y en este enlace podéis encontrar más información acerca de él y de sus publicaciones.

El título es " Cuentos para regalar a las personas que más quiero ".
 Fue un regalo de mi marido que me sorprendió y me agradó por igual,  así que le tengo mucho cariño. Estos días lo he vuelto a releer y he encontrado pasajes muy enriquecedores y que me han hecho reflexionar.
Comparto un cuento de mis clases de yoga que casualmente aparece en este libro también... a ver qué os parece:

        Cuentos  para  el  alma

                                           


EL RENCOR
-Maestro, he superado todos mis apegos menos el rencor que siento por las ofensas recibidas por una persona. ¿Puedo, a pesar de ello, asumir una vida espirtual contigo?
- Por supuesto. Pero primero debes hacer un ejercicio muy simple. en cada actividad que emprendas, debes poner tu rencor: viaja sintiendo rencor, habla desde tu rencor, calla con rencor, duerme soñando con tu rencor, respira tu enemistad, grita a todos tu resntimiento, camina aborreciendo, trabaja ofendido; haz de tu rencor el tema diario de tu vida, asúmelo cada vez con más intensidad, obsesionate con la idea de que tu odio tiene todo el derecho a existir, comenta a todos tus amigos y enemigos que eres la reencarnación misma del rencor, que tu nuevo nombre es odio.
- Maestro, por favor, no es para tanto. No podría vivir así, es demasiado, me aterra sólo pensar en ese ejercicio, es  repulsivo, el odio invadiría todas mis posibilidades, y yo quedaría anulado, asfixiado, enloquecería, moriría de rencor.
Dice Enrique Mariscal  en un capítulo del libro:  " La ponzoña de no perdonar, aún ingerida en pequeñas dosis durante años, termina envenenádonos".