La foto con todos mis invitados en una gran mesa, con mi tímida sonrisa de dientes chuecos -que aún me caracteriza- la tengo grabada en mi mente y me acompañará por siempre. Tengo recuerdos de aquellos momentos en forma de descoloridas fotos polaroid que aún rememoro con una nostalgia infinita.
Luego, en la adolescencia y ya en la vida adulta, llegó un momento que no quería que llegue mi cumpleaños. Era una rara sensación, mezcla de muchos sentimientos encontrados. Me iba, me escondía, evitaba los llamados, viajaba... Me había transformado en un egoísta. No me sentía bien conmigo mismo.
Los últimos años cumplidos me han reconciliado con aquella tradición de festejar y sentirme querido y celebrado. No sé si ha sido causa y efecto de viajar y vivir afuera de mi tierra o tambien -creo que- porque a medida que pasan los años estoy aprendiendo a disfrutar cada momento de mi vida como si fuera el último. He aprendiendo a celebrar la vida y el bonito presente de tener amigos y gente cercana que me quiere, me protege, me necesita y me valora; no porque antes no las haya habido, sino que últimamente puedo ver las cosas mucho más claras. Soy yo el que ha cambiado.
En más de una oportunidad de mi vida he pensado en la utópica idea de poder tener en un sólo lugar a todas las personas -por más breve y efímero que hayan sido los momentos que hayamos compartido o se hayan cruzado nuestros caminos- para agasajarlas por todo el cariño y el amor que me han brindado en esta vida.
Sería casi imposible, en el fondo lo sé. Pero mientras tanto me conformo con celebrar los momentos felices de la vida con todas las personas que tengo al lado en el momento justo.
Pasé uno de los cumpleaños más memorables de mi vida. Lógicamente por las distancias y por otros motivos faltaron muchas personas importantes y muy cercanas; pero a todas las tuve cerca de algún modo.
Gracias a mi familia y amigos de toda la vida por los saludos a la distancia, los amo y los espero por Búzios cuando gusten; o sino ya andaré pronto por los pagos argentinos y no faltará oportunidad para reencontranos luego de tanto tiempo para compartir un mate, una cerveza o un fulbito (cuando termine del todo mi rehabilitación).
Gracias a los que me tuvieron presente con su saludo, simpatía y buena onda. Gracias por los momentos que compartimos con aquellos que se acercaron a la fiesta en el barco, fue increíble! Mi mayor felicidad fue verlos a ustedes disfrutar y que se diviertan tanto como lo hice yo. Verlos reír y disfrutar de la fiesta fue mi mejor regalo.
Gracias a Damian, Ale, Messi, Valeria (gracias por la torta!) por aguantarme esta semana un poco alterada en la casa y el barrio, pero ya todo volverá a la normalidad. Gracias a los que se acercaron a saludarme. Gracias a Mati y Lucho por la propuesta distinta y original en Buzios de hacer un cumpleaños a bordo!
Gracias de verdad a cada uno de los que estuvieron de alguna manera a mi lado y me hicieron sentir su compañía.
Me siento muy feliz en Búzios, hoy mi lugar en el mundo! Son ya 33 años pero aquí soy niño y hombre a la vez y el tiempo es sólo una metáfora y la vida la celebro a cada momento. Además de ser un lugar paradisíaco ha sido un lugar en el que la vida me ha enseñado a ver muchas cosas de otro modo, a crecer y ser feliz con poco.
Quiero devolverles con estas palabras tanto afecto y amor y quería compartir con ustedes y mis amigos de otros lugares mi felicidad y agradecerles tanto aprecio y cariño.
Por muchos años más! Salud!
Caipirinha, cervez, vinito y salud!!!
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