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Estoy trabajando duro y con constancia para conseguir lo que quiero. Bien, hasta aquí. De hecho, en este blog ya hemos hablado de la constancia dándole la importancia que se merece. Alcanzar una meta depende de la constancia. Pero,.., hay veces que ese camino se nos hace duro, pesado, casi insoportable. Tanto que nos altera el carácter, que nos hace sentirnos incómodos, que nos puede hacer hasta daño. Mentalmente nos supone un esfuerzo terrible. La constanciaPor eso necesitamos un buen aditamento para la constancia: La paciencia. Vaya, ¿no es lo mismo? Pues no. Recordemos que la constancia es la Firmeza y perseverancia del ánimo en las resoluciones y en los propósitos (RAE). ¿ Y qué debemos añadir a esto para que todo funcione bien? Pues la paciencia, entendida como la Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse (RAE).Así que la paciencia es una actitud. Y guarda una relación estrecha con la calma y la paz. Una persona paciente es aquella que sabe esperar y logra tomarse las cosas con tranquilidad. La paciencia también representa la facultad de aprender a aguardar por alguien o por algo sin perturbarse durante la espera. Quiero destacar la palabra “aprender”. La paciencia se aprende. La paciencia es un rasgo de personalidad madura. Es la virtud de quienes saben sufrir y tolerar las contrariedades y adversidades con fortaleza y sin lamentarse.Y por favor, no confundir la paciencia con el pasotismo. No se puede acusar de pasota a quien sabe lo que quiere, como conseguirlo, el esfuerzo que supone, las contrariedades que va a tener, lo que depende de uno, y admite que la vida no es una línea recta y de una única dirección. Sed pacientes con mis escritos.
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