Con la ampliación formalizada ya no se podrá utilizar el
criterio de cada obra social para la aplicación de la ley. “Ahora queda claro
que un tratamiento incluye la estimulación ovárica, el proceso de aspiración de
los óvulos, su fecundación y la transferencia de los embriones”, enumera Papier
y remarca que “en el texto también especifican que se puede hacer hasta tres
transferencias como parte de la misma intervención”. Según el experto en
medicina reproductiva, el agregado debe entenderse como un “logro” que va a
“aumentar las chances de embarazo en todos aquellos que recurran a estas
técnicas con la intención de formar una familia, ya que les va a permitir
efectuar hasta nueve transferencias (de realizarse los tres tratamientos
contemplados por ley)”.
Gisela de Anton, presidenta de la Asociación Civil
Concebir, concuerda con Papier en que lo añadido a la reglamentación es un “gran
avance, que sirve para proteger a los pacientes”. “Con las técnicas de alta
complejidad teníamos muchos problemas. Gracias a este detalle ahora quedó
definido el momento de inicio y cierre de cada intervención y esto para nosotros
es un alivio”, aseguró de Anton, quien resaltó que “recurrir a estos
tratamientos en forma privada es muy costoso: cada uno cuesta entre 60 mil y 140
mil pesos”.
Se estima que una de cada seis parejas tiene dificultades
para concebir y que la mitad recurre a un tratamiento de fertilización para
concretar el deseo de ser padres. Las modificaciones incorporadas no sólo
beneficiarán a todos ellos, sino también a las mujeres que quieran ser madres
solas y a las parejas homosexuales que tengan el mismo sueño.
Durante 2016 se llevaron a cabo 21 mil tratamientos en el
país. Y los especialistas sostienen que con la mejora en la implementación de la
cobertura, el número se podría duplicar en los próximos años.
Por Paula Galinsky, Diario Clarin
