Revista Creaciones

Un dedal como testigo.

Por Unas Gotas De Rocío
En mi página de facebook una noche conté una bonita historia que todavía por aquí no ha visto la luz. Se trata de una colección de telas y algunos artículos de mercería que completan mi cuarto de costura desde mediados de enero gracias a la generosidad de dos hermanas, que a la hora de vender la casa de sus padres recogieron todo el material que su madre guardaba y que muy acertadamente pensaron que me podía gustar. 
Un dedal como testigo.
Telas, encajes, hilos de bordar, tiras bordadas y algunos carretes de madera que con una pasadita de lija he convertido en un florerito para mi mesa de trabajo.
Un dedal como testigo.
Agradecida y honrada, quería hacerles un regalo, algo que les gustara y que yo les hiciera con materiales de la madre de ambas. Pero no se me ocurría el qué, hasta que me pidieron que les forrara unas cestas que querían conservar como recuerdo. Esa era mi oportunidad. 
Entre las telas había un lienzo precioso, casi intacto, únicamente tenía recortado un trozo para hacer seguramente la funda de una tabla de la plancha, pues esa forma tenía. Era la tela perfecta para forrar las cestas y darle ese toque antiguo y natural que tanto nos gusta y que sabía iban a agradecer. 
Estos dos canastos forman un conjunto precioso al que hay que hacerle hueco en una casa ya repleta de vida, pero que seguro que encuentran su rincón.
Un dedal como testigo.
Como adorno he usado un resto de tira bordada, que como quedaba insuficiente, he completado con un encaje de bolillo en el canasto más pequeño.
Un dedal como testigo.
El interior lo he fruncido.
Un dedal como testigo.
Y el hueco de las asas lo he rematado con un bies de lino.
Un dedal como testigo.
Esta otra cesta la he forrado de otro modo, sin volver, pues es tan bonito el borde que era una pena cubrirlo con tela. 
Un dedal como testigo.
Además, puesto que va a ser usado como costurero, lo he hecho a modo de talega con cierre fruncido, para que el interior quede tapado.
Un dedal como testigo.
Para sujetar el forro a la cesta he optado por ponerle unas cuerdecitas atadas al trenzado, así se puede quitar fácilmente para lavarlo cuando sea necesario.
Un dedal como testigo.
En el interior he puesto esta tirita bordada que aunque pasa casi desapercibida, ahí está.
Un dedal como testigo.
Y este acerico seguro que viene muy bien para empezar a usar esta cesta costurero.
Un dedal como testigo.
Con un precioso encaje de bolillo como único adorno, es el complemento perfecto para recordar a una mujer que amó la costura y cuyo testigo recojo honrada.
Un dedal como testigo.
Un dedal como testigo.
Feliz semana, fieles compañeras de aguja y dedal.

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