Revista Ciencia
Nada mejor que realizar una comparativa entre los precios de los distintos medios de transporte para que nos demos cuenta de la importancia de la elección de nuestra forma de desplazarnos. Sólo llevando a cabo un estudio de los costes nos daremos cuenta de la magnitud de la cuestión y de la sencillez de las alternativas que están a nuestra disposición. No viene mal recordar que la peor opción que existe hoy en día desde el punto de vista económico y medioambiental es la del automóvil particular, especialmente cuando se viaja solo, como ocurre en la mayoría de casos. Con unos precios de los combustibles fósiles rozando máximos históricos y unos índices de contaminación que claramente sobrepasan el umbral fijado por las leyes europeas, la búsqueda de soluciones alternativas al automóvil particular es una tarea que concierne tanto a ciudadanos como a las autoridades y empresas.
23.10.2012, ladyverd.com
Si analizamos el coste económico de desplazarnos con nuestro automóvil particular nos daremos cuenta de la necesidad de encontrar una alternativa. Desde compartirlo con compańeros de trabajo hasta inscribirnos en una de las diversas redes de auto compartido que existen en la actualidad, pasando por el uso del transporte público, la bicicleta o una combinación de varios medios de transporte, existen alternativas que vale la pena considerar, todo ello con el objetivo de disminuir los gastos y contribuir a la mejora de la calidad del aire que respiramos. Una de las iniciativas que se pueden llevar a cabo es sugerir a los responsables de empresas situadas en la periferia de las ciudades la puesta en marcha de sistemas de transporte colectivo entre los empleados. En Europa ya existen numerosos casos y muchas alternativas puestas en marcha por empresas, universidades, hospitales, etc. relativas al sistemas de transporte de su personal.
En cuanto a la comparativa económica, los resultados son contundentes: el boletín francés de información sobre transportes urbanos, Transflash, en su número de octubre, publicaba unas cifras muy llamativas que comparaban los costes de la gasolina con los de las bicicletas. Así, según los cálculos del medio francés, con un precio de un “lleno” normal a 80 unos euros, podríamos comprar una bicicleta de segunda mano de las muchas que aparecen en los portales de compra-venta en Internet. Con 15 depósitos podríamos adquirir una bicicleta eléctrica básica nueva. Estas estimaciones se realizaron en Francia, donde el precio de los combustibles es ligeramente superior a Espańa. Sin embargo, teniendo en cuenta que el salario mínimo es casi el doble, deberían ser más que válidas para la Península Ibérica.
Esta comparativa tiene un claro objetivo pedagógico ya que, si no hay más bicicletas en las calles tanto en Francia como en Espańa, no es debido a su precio. En el país vecino ya son muchas las ciudades que están tomando cartas en el asunto de la movilidad y en la promoción de la bicicleta como transporte cotidiano. Recientemente, el observatorio regional de salud de la región parisina publicaba un informe sobre los riesgos y las ventajas desde el punto de vista sanitario de utilizar la bicicleta como medio de transporte habitual. El exhaustivo estudio demuestra que los beneficios sobre la salud del uso diario de la bicicleta son muy superiores a los riesgos que implica. Por ejemplo, uno de los datos que ofrece demuestra que, si se duplicara el número de usuarios de bicicleta en la región hasta 2020 (cifra que equivaldría al 4% de todos los desplazamientos), los beneficios en términos de mortalidad que conllevaría este aumento serían 20 veces superiores que los riesgos. El estudio francés demuestra que los beneficios para la salud de la práctica habitual de la bicicleta son claramente subestimados en comparación con los riesgos, en especial cuando se habla de accidentes. Los positivos resultados del riguroso análisis se espera que ayuden a conducir unas políticas más adecuadas hacia el fomento de la bicicleta tanto a escala nacional como local.
Transflash
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