Revista Historia

Un despropósito llamado independencia de Guinea Ecuatorial

Por Ireneu @ireneuc

Un despropósito llamado independencia de Guinea Ecuatorial

12/10/1968 en Santa Isabel

El 12 de octubre de 1968, a las 12 del mediodía, el gobierno español hacía el traspaso de poderes a Guinea Ecuatorial, la cual, a partir de entonces, sería totalmente independiente de la metrópoli a la que pertenecía desde hacía casi 200 años. Empero, la independencia de este territorio español en el Golfo de Guinea, no fue todo lo plácida e idílica que la censura informativa del régimen franquista quiso reconocer, sino que el proceso fue un manual de improvisación y chapucería política que acabó a los pocos meses con la dolorosa evacuación pies-para-qué-os-quiero de los españoles que allí residían.
A mediados de los años 50, las potencias europeas tenían serios problemas para mantener controladas las colonias que tenían en África. El auge de movimientos independentistas en los diferentes territorios, así como las dificultades de una durísima posguerra, hicieron que las potencias coloniales miraran de desprenderse de una forma más o menos ordenada y organizada de sus colonias africanas.

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Guardia colonial guineana

La España de Franco, aislada internacionalmente, pero haciendo los parabienes serviles a los aliados (no fuera caso que se acordasen de su apoyo incondicional al nazismo, claro), y enrocada en su naftalínico discurso de unidad a ultranza de la patria, no estaba muy por la labor de dar la independencia a sus colonias africanas. Bien al contrario, en 1959, las convirtió en provincias españolas de pleno derecho, de tal forma que el estatus de "colonia" desaparecía para ser parte indivisible de España, y así se ahorraba el tener que darles la independencia. El único inconveniente es que no coló.

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Guinea Ecuatorial

1960 significó la independencia de una gran cantidad de países de África (Nigeria, Gabón, Camerún, Níger, Chad, Congo...), las cuales presionaron al gobierno de Franco para que dieran la independencia a sus colonias africanas, es decir, el Sahara y Guinea Ecuatorial. Las potencias ex-colonizadoras también presionaron a España (por aquello de si las pierdo yo, no te vas a quedar tú con las tuyas), lo que centró la atención en la negativa de España. A regañadientes, y dada la presión internacional, en 1963 decidió hacer un referéndum en Guinea para ver si los guineanos querían un estatuto de autonomía.
El referéndum salió aprobado por una gran mayoría... pero autonomía no era independencia y siguieron las presiones a nivel internacional, hasta que en 1965, el pleno de las Naciones Unidas instó a España a poner una fecha para la independencia. Gruñendo entre dientes, el gobierno se vió obligado a empezar los contactos con el gobierno autónomo guineano para hacer una constitución y ponerla a referendo, pero sin poner fecha, claro está.

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Malabo (Santa Isabel)

Finalmente, en marzo de 1968, tras estar más presionado que una oliva en una almazara, el gobierno franquista cedió y declaró que daría la independencia a Guinea Ecuatorial. Una nueva constitución favorable a España, y "consensuada" con los guineanos a base de amenazarlos con suspender el proceso, se aprobó en agosto tras un referéndum que, acto seguido, darían paso a las primeras elecciones a la presidencia... y a una estrategia diplomática de España auténticamente de chiste.
El resto de potencias colonizadoras, en el momento de la independencia de sus territorios, fueron lo suficientemente hábiles como para instaurar en las primeras elecciones a candidatos que fueran propicios a las respectivas metrópolis, lo cual aseguraba la influencia en la zona. España, como no podía ser de otra forma, acabó consiguiendo lo contrario.
De los cuatro candidatos que se presentaron a presidente de Guinea Ecuatorial, la metrópoli apoyó a tres, de los cuales, ninguno tenía estudios universitarios en la península, no tenían suficiente conocimientos en política internacional e incluso dos habían estado en el exilio, totalmente desenchufados de la realidad del país. Para más inri, el gobierno español estaba dividido entre los que estaban a favor de la independencia y los que no, lo que significó que en vez de dar todo el apoyo logístico a uno solo, el ministerio del Interior apoyaba a un candidato y Presidencia, a otro. Un auténtico despropósito.

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Francisco Macías Nguema

Al final, las elecciones se celebraron el 22 de septiembre y...¿quién ganó las elecciones? Efectivamente, el cuarto, Francisco Macías Nguema, con un 39% de los votos, que desembocó en una segunda ronda que se llevó a cabo el 2 de octubre de 1968 y que también ganó con un 62% de los votos. Lo más gracioso del asunto fue que en la aún colonia prácticamente no había movimiento independentista, pero la incapacidad diplomática del gobierno de Franco, hizo que ganara la opción más demagoga, populista y antiespañola. ¡Ole tu!

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Fraga firmando la independencia

El día 12 de octubre a las 12 de la mañana, con todo el dolor de su corazón, España se desprendía de Guinea Ecuatorial. Aquella colonia de casi 300.000 habitantes era una ruina para el gobierno central, ya que solo algunos madereros, cafeteros y cacaoteros tenían ciertos negocios prósperos, pero se estaban haciendo las primeras prospecciones de petróleo y podría haber negocio para la CAMPSA. La victoria de la peor opción hacía peligrar todo el entramado colonial de España en Guinea, lo cual llevó al vicepresidente español, el Almirante Carrero Blanco, a poner cartas en el asunto.

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Almirante Carrero Blanco

Toda independencia, sin dinero inicial, no conduce a nada, y Guinea había concertado con el gobierno español que prorrogaría durante un par de años la partida económica destinada a la excolonia. Sin embargo, Carrero Blanco, para presionar a Macías a que tuviera una cierta condescendencia con la metrópoli, no atendió los pagos que habían sido consensuados, lo cual dejó vendida la viabilidad de la nueva administración.
El clima de bancarrota que se vivía en diciembre de 1968 y la encendida oratoria populista de Macías, hizo que se empezara a atacar a los españoles que aún vivían allí, poniendo en pie de guerra la diplomacia española. Según parece, ello llevó a que "tocaran" al ministro de exteriores Atanasio Ndongo (3º en las elecciones) para que, con el apoyo de las tropas de la Guardia Civil que todavía no habían evacuado el país, diera un golpe de estado para derrocar a Macías, .

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Atanasio Ndongo

El presidente guineano, en vistas de que el gobierno no pagaba lo pactado, decidió congelar las cuentas de los españoles, pero las grandes empresas ya habían sacado sus ahorros de las oficinas guineanas, lo que enfadó aún más a Macías comenzando una espiral de violencia contra España y lo español que llevó a intentar el golpe de Estado el 1 de marzo de 1969. El hecho de que no llegaran los refuerzos españoles pactados, que los golpistas se concentraran en otro punto del territorio que no era donde se había quedado y que Macías tuvo un chivatazo y se largó del palacio presidencial donde debía ser capturado, abocó al fracaso la operación. Sabiendo la debilidad del intento de golpe, Macías pasó al ataque, con el resultado del arresto de los cabecillas y Ndongo muriera apaleado en prisión por los acólitos del presidente.

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Fraga y Macías el 12/10/1968

A partir de entonces, más de 7.000 españoles pusieron pies en polvorosa abandonando todas sus posesiones -que fueron en gran parte expropiadas por el gobierno guineano- arriándose la última bandera española el 4 de abril de 1969. Se abandonaba de esta forma, y tras una desastrosa gestión diplomática, el territorio de Guinea Ecuatorial, quedando bajo la despótica tiranía de un paranoico Macías. España, por su parte, perdió un territorio que había sido español desde 1778 y, lo que fue más duro, no supo mantener ni propiciar los lazos culturales y de amistad que ligaban a ambos territorios. Triste fin de un despropósito que a los pocos años tendría una segunda parte en el Sahara, el cual, casi 40 años después, aún no se ha cerrado.

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La Guardia Civil arriando por última vez la bandera española


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