Hoy ha sido el primer día -desde que soy una mamá que trabaja en casa- que he cambiado mi rutina matutina por completo.
Regularmente me levanto muy temprano, me lavo los dientes, hago mis necesidades, preparo café y prendo la computadora para adelantar temas del blog y hacer algunas cosas en las redes sociales para BabyCenter. Luego que se levanta mi nene, le preparo desayuno, jugamos un poco y entre una cosa y otra, echo a lavar ropa, doy una barrida a la casa, arreglo la cama, etc..
Hoy decidí que mi mañana sería diferente.
Todo empezó anoche. Aquellas que tienen pareja saben que es normal que cada quien tenga su lado en la cama. Pues anoche dormí en el lado que normalmente duerme mi esposo. Significa que en la mañana me levanté por el otro lado de la cama. ¡Buen comienzo!
Luego fui directo a la cafetera. Ahí me quedé hasta que se hizo el café. Luego me paré frente a la puerta de mi casa (que es de cristal) y admiré la mañana lluviosa que me regaló el Creador. Mientras me estaba echando un poco de pinturita en la cara y arreglándome un poco, me hijo se despertó. Así que le hice una avena y mientras comía, decidimos jugar un rato. Él sacó a su cerdito y luego varios rompecabezas. Nos reímos... compartimos.
Entonces es cuando decido que era momento abrir la computadora y comenzar mi día de trabajo.
Me siento bien. Me siento fresca.
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Estoy segura que muchas veces has escuchado la frase: "Si sigues haciendo lo mismo, tendrás los mismos resultados". No se trata de hacer grandes cambios sino que, cualquier cambio que hagas (por más pequeño que sea), tenga grandes resultados.
Las madres seguimos unas rutinas que son agotadoras. De vez en cuando es bueno vivir un día a la vez. Libérate aunque sea por un momento y sal de la rutina. Se siente bien hacerlo.