Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.Relaja cada parte de tu cuerpo que esté tensa.Recorre cada rincón con tu mente, y cuando descubras ese malestar repite en tu cabeza lo siguiente: “parte del cuerpo que te duele (por ejemplo: espalda), relax,espalda relax”. Sigue así, acompasando tu respiración con la relajación, como si estuvieras próximo a dormirte.Cuando hayas llegado a ese estado casi onírico, respira profundamente una vez y siente.Imagina que te encuentras en una habitación con vistas al mar.Es un día nublado y fresco.Apenas hay viento y decides asomarte a la ventana.El aroma que te llega a tierra mojada te sumerge en el mar que ahora observas.No hay olas. Solo un manto de agua salada que te relaja cada vez más y más.Tu mente ha dejado de pensar.Tu cuerpo ha dejado de sentir.Solamente estás.Observas y respiras sin dificultad. Todo lo que te rodea te trae calma, paz y belleza.El silencio que acompaña al mar sin olas, te recuerda el amor incondicional que más de una vez has sentido.Este momento es idóneo y especial.Tu mente entonces se proyecta hacía el mar y te conviertes en el agua de la superficie.Nada se mueve a tu alrededor. Todo parece hecho a tu medida.Sientes el frescor del agua. La sensación de calma y felicidad te inundan. Nada es como aparece. Tú no estás ahí, pero lo estás.Las expectativas, el qué será y los deseos vagos, se sumergen en el agua.Con ellos, desaparecen tus miedos y tus remordimientos.Nada existe y sin embargo todo está.Eres parte de esa no existencia y das las gracias por ello.La calma está presente en ti. Eres un todo.No hace falta que te esfuerces.Como si estuvieras tumbada bocarriba en ese mar en calma, tus pensamientos comienzan a tomar forma.Nada es como aparenta y sin embargo, ahí estás tú, convertido en parte del universo.Respira profundamente una vez.Cuando estés preparado abre los ojos.Hoy va a ser un día estupendo.CréeloAsí será.
Un día de calma.