Para uno, que nació en este país, resulta a veces difícil entender la política vernácula y sobre todo la dinámica del peronismo. Imagino entonces que, para quienes no crecieron dentro de esta coctelera político-social llamada Argentina, debe ser absolutamente incomprensible.
Permítanme tratar de aclararles un poco el panorama:
Cristina, que es peronista, tenía una hermosa y apacible relación con Moyano, también peronista, hasta que una discusión los llevó a ambos al papel de enemigos irreconciliabes. A su vez, Moyano, que por 20 años tuvo un idilio de ribetes telenovelescos con Recalde (si, peronista), se peleó también con él y ahora es preferible no juntarlos.
Por otra parte Scioli (que como imaginarán, es peronista!) no cuenta con la total confianza de Cristina que le puso a Mariotto, peronista él, como vice para que lo controle y cuide que no se descarrile.
También están Felipe Solá y Alberto Fernandez (sí, adivinaron: ambos peronistas), que si bien fueron cercanos al gobierno, hoy se mantienen a distancia prudencial. Ojo! No confundir a Alberto con Anibal, que también es peronista, pero que no se peleó con Cristina (todavía) y cuando puede, con histriónica verborragia, le da palazos a Felipa y Alberto (y a otros tantos que se les quieran sumar).
No nos olvidemos tampoco, por nombrar a algunos, de Santilli, De Narvaez, y Duhalde (tooooodos peronistas!) que ni se hablan con los antes mencionados y mucho menos entre ellos.
Además, y sin detallar nombres ni cargos, hay una gran cantidad de peronistas "ortodoxos" que no reconocen como compañeros a aquellos que se muestran, de alguna manera, como reformistas de los principios básicos y de la liturgia peronista...
Muchachos, seamos sinceros: esto no es un partido político, es una cena familiar en la casa de mi tía Berta...
Feliz Día de la Lealtad!!