Las dos tenemos la inmensa suerte de vivir en el mismo barrio donde se ubica la Feria de Sevilla. Esto supone un privilegio, pues llegamos en un "pis pas" al Real, sin necesidad de usar ningún medio de transporte. Durante la semana que dura, y teniendo en cuenta que son días en los que quedas con la familia, los compañeros de trabajo, todos los amigos de todas las épocas, algunos compromisos..., hay un día "oficial" para nuestro grupo, y está prohibido faltar. La quedada comienza a medio día (que aquí no son las doce, sino las tres de la tarde), momento en que vamos caminando hacia el reciento ferial...,
..., con foto obligada en la portada. Ésta cambia cada año, y la del 2019 nos ha parecido especialmente bonita, dedicada la Exposición de 1929 y al arquitecto regionalista Aníbal González.
Poco a poco van llegando a la caseta nuestros amigos (los caballeros son muy tímidos ellos...), y hay que inmortalizar el momento, cervecita en mano. Es cierto que lo propio es beber rebujito o manzanilla, pero eso viene después; lo primero que entra con este calor es una cerveza bien fresquita...
Nuestros posados a dúo ya son famosos entre todos nuestros amigos, que no se olvidan de recordarnos cada año: -"¡Niñas, las fotos para Retro y con encanto!".
Así que al tema le dedicamos un ratito, pues también es obligado llevarse a casa imágenes de tan buenos momentos.
La tarde se echa encima y se llena de luces; la misma portada ya tintinea coqueta, aguardando la noche inminente para brillar con intensidad. Nosotras abandonamos la caseta para continuar el periplo por otras...
... ¡hasta que el cuerpo aguante!
Y con esta pequeña crónica de otra Feria memorable, nos despedimos por hoy, invitándoos a conocer estas fiestas tan alegres y coloridas. ¡Esperamos os haya gustado el mini-reportaje!