Y, como decía, llegó el domingo 8 de junio. A las once y media ya estábamos en El Retiro. Dejé a mi chico y a la niña a la sombrita y me fui a la caseta de FNAC, donde esteba previsto que firmaran Víctor del Árbol y Lorenzo Silva. Tenía pensado comprar ambos libros, así que fui con tiempo y en lo que pagaba y poco más llegó Víctor. Estuvimos hablando un rato y se mostró encantando por las lecturas conjuntas o simultáneas que organizamos y nos felicitó por la difusión de la literatura que hacemos. Le dije que en julio íbamos a leer Respirar por la herida, gracias a la iniciativa de Laky, y volvió a insistir en agradecernos nuestra labor. "Y con autores como tú, ¡con muchísimo gusto!", le dije. Y es verdad: ya estoy deseando poder ponerme con Respirar por la herida y con Un millón de gotas, la novela que me traje firmada.
Al ladito de Víctor de Árbol estaba el gran Lorenzo Silva. Y aunque nos tocó esperarle un poquito por culpa de una manifestación que le retrasó media hora, pudimos disfrutar de él. Después de reseñar durante el año pasado toda la saga protagonizada por Bevilacqua y Chamorro, estaba claro que tenía que tener firmada la última novela, recién publicada. Así que puse a Silva a hacer su labor y, tras unos minutitos de conversación, salí disparada hacia otra caseta, más feliz que una perdiz.
Y aunque no sabía que también estaría firmando y no me había llevado ninguno de sus libros, no pude resistirme a sacarle una foto al gran Manuel Rivas, otro de mis autores favoritos (aunque es verdad que lo tengo un poco abandonado últimamente. Tengo que ponerme las pilas). Zigzagueando, cuadrando números de casetas, horas y colas, pude acercarme también a saludar a Alejandro Palomas, autor cuya literatura acabo de descubrir y que espero no soltar en mucho mucho tiempo. De momento, tengo bajo el brazo Una madre y El tiempo que nos une para leer este veranito. El primero, con firma incluida.
Esta foto se la tomo prestada a Bea y a Concha porque me encanta
Fue un placer charlar un ratito con él. Es un hombre espectacular, muy cercano y con el que espero cruzarme otra vez muy pronto. Mientras estaba en su caseta llegaron Concha y Bea, de De lector a lector (por cierto, su crónica de la Feria no tiene desperdicio), y ahí estuvimos departiendo los cuatro otro ratillo, mientras el autor firmaba y firmaba y firmaba...El alma del mundo, de Alejandro Palomas, ha sido una de las novelas que hemos leído en el Club de Lectura de Azuqueca este año. Otra ha sido Lo que encontré bajo el sofá y como también tenía muchas ganas de saludar en persona a Eloy Moreno, allá me fui a contarle que nos había gustado mucho su libro y que estábamos haciendo campaña para que venga a vernos a Azuqueca el año que viene. Y él, como siempre, dispuesto a lo que sea.
Casi me temblaban las rodillas cuando crucé a las casetas de enfrente para saludar a uno de los grandes entre los grandes, un referente, uno de los mejores escritores españoles: Luis García Montero. Un auténtico placer verle y saludarle.
A estas alturas de la mañana, ya solo nos quedaban unos cuarenta minutos antes de que se acabaran las firmas, así que hubo que desdoblarse: mi chico se quedó haciendo cola para Santiago Posteguillo (¡y menuda cola!) y yo me fui a por Clara Sánchez. Pude hablar con ella bastante rato, charlando de sus libros, de conocidas comunes y del nueve y medio que conseguí en mi Trabajo Fin de Máster gracias, en otros, a algunos de sus personajes masculinos. También estuvo charlando con Lucía (quien no pudo evitar mentarle su blog. ¡Qué tía! ¡Cómo se vende!) y Clara le preguntó que si leía mucho y que si mamá le compraba muchos libros. Y ahí la liamos porque a partir de ese momento empezó su cantinela de "mamá, cómprame un libro".
Y dio la casualidad de que, camino de la caseta de Posteguillo, nos encontramos una fila de niños. "¡Mamá, aquí seguro que hay algo para mí!", me dijo Lucía con los ojitos brillantes... así que nos acercamos. Y sí, efectivamente: allí estaba María Menéndez-Ponte, la autora de los libros de Pupi, firmando. Claro, Lucía se puso como loca, porque últimamente lee bastante a Pupi y le encanta. "Anda, mami, vamos a pararnos. Y cómprame un libro, que me lo firme... ¡y me sirve también para mi blog!" (no sabe nada, la tía). Así que ahí nos quedamos, ahí picamos y ahí estuvo charlando con la "mamá de Pupi", como ella misma se presentó. Lucía acabó encantada, como puedes suponer, porque cayeron dos libros firmados y un peluche de Pupi futbolero de regalo. Si es que soy más blanda...
Después del encuentro con Pupi y María, llegamos por los pelos a la firma de Santiago Posteguillo. Todavía no me he estrenado con él pero es uno de los autores favoritos de mi chico, así que allá que me fui cargada con Circo Máximo y con La noche en que Frankestein leyó El Quijote. Cada uno, según sus gustos. Es lo bueno que tiene Posteguillo. Por cierto que me dijo que pronto iba a publicar un libro de relatos que, si me gusta la metaliteratura, me iba a encantar. Así que ya estoy esperando impaciente...
Y para el final, un postre de lujo. Tenía muchas ganas de ir ese día porque era la primera oportunidad que tenía para conocer a Mar Mella en persona. No pude ir a la presentación de Azul Vermeer en su día pero gracias a la entrevista que le hice por correo y a los comentarios en las redes sociales habíamos entablado una relación llena de admiración y tenía muchas ganas de poder charlar con ella. Varias blogueras habíamos quedado con ella para tomar algo después de las firmas, así que pudimos disfrutar de un ratito muy muy agradable. Allí estuvimos varios amigos de Mar, mi chico y Lucía, Concha y Bea, Manuela (de Entre mis libros y yo), Bego (de Rustis y Mustis leen) y Nieves (de Mundos de lectura) la mar de a gustito. Echamos de menos a más de un bloguero... pero, en fin, otra vez será. Y acabo con las fotos de mis nuevas adquisiciones (como ves, fui muuuuy buena)
Y una foto de grupo de mis libros firmados
De los hombros, las narices y las frentes quemadas no hablamos... Nos seguimos leyendo.