Los días en Shiyong empiezan pronto, muy pronto. A eso de las 5:00am ya está absolutamente todo el mundo en marcha, los hombres con las vacas, ordeñando y sacándolas al campo. Las mujeres comienzan a preparar el desayuno, que más que un desayuno parece una comida de domingo en cualquier casa por la abundancia de carne, arroz y verduras.
Pero es comprensible porque los días en el campo requieren de mucha energía. Yo que soy un vago me despertaba tardísimo a eso de las 5:30 a 6:00. Nunca más tarde que me sentía mal…
En la casa conviven 4 generaciones, y cada individuo sabe perfectamente su cometido, desde la abuela con más de 90 años que sigue trabajando en el campo, hasta los pequeños de 6 años que se encargan del fuego, del agua, de los más pequeños y de cocinar.
A las 7:00 se desayuna, los niños se duchan (a base de cubos de agua fría en el jardín), se visten para ir al cole que empieza a las 8:00 y los mayores a trabajar al campo.
Shiyong está desierto. No hay nadie por las calles, apenas algún niño y alguna persona muy muy mayor, el resto está en el campo cultivando o en el bosque cazando.
A las 17:00 vuelve la vida, cuando todos vuelven del campo, con las verduras para la cena, con la caza si ha habido suerte, y la cocina vuelve a tomar vida. Porque es en la cocina donde se vive, una cocina donde he visto al mismo tiempo más de 40 personas, donde he visto audiencias con los jefes de la tribu, y donde me he puesto ciego de comida!
Oscurece a las 18:20. Los niños a ver la tele o a la cama de cabeza, y los mayores a tratar de asuntos de negocios y tierras, no olvidéis que no estoy en la casa más importante del pueblo sino de la comarca, así que lo que se trajina aquí es de aupa!
Y así transcurren los días en Shiyong, uno a uno, sin descanso, porque si descansas no comes…