El hecho evidente es que Toso vino y se quedó a trabajar y vivir en esta tierra. Desde las oficinas no se puede hacer un Parque. Eso ya lo dimos vueltas y coincidimos en el juicio. Pesa sobre aquellos pueblos, en aquel momento, dos importantes cuestiones: un pantano en Vidrieros, que al final no se hace por respeto al oso y el borrador de un Parque Natural con muchas lagunas. "Pues tengan en cuenta que si existe este medio como está, se lo debemos a la gente de aquí, a los vecinos que habitamos durante todo el año en esta tierra." Aquella frase del Toso me sirvió a mi para resumir siempre la vida en estos pueblos, tan condicionada por su enclave, lejos de la administración, muy abandonada en todo lo concerniente a lo más básico: escuelas, en aquellos días; centros de salud, vacíos hoy la mayoría y con una atención tercermundista el resto y, carreteras como la que sufrimos, que son caminos de cabras, sobre la que van echando pegotes que lo único que consiguen es acelerar su deterioro.
Hace unos días, queriendo saber la suerte que ha corrido, y cuánto se cumplió de su deseo, llamé a Triollo y hablé con su esposa. Frente a tanto abandono y desolación, ellos se vistieron de montaña. No les amedrentó la dureza ni el desamparo. La montaña fue su vida y en ella fueron escribiendo, como sus vecinos, la historia, también con capítulos hermosos y esperanzadores.
Entrevista ampliada en nuestro blog de Orígenes
Cada viernes en la tercera de Diario Palentino