Revista Cultura y Ocio

Un día Lobo López · Kiko Veneno y Alejandro G. Salgado

Publicado el 23 marzo 2023 por Carloscubiles

Un día Lobo López · Kiko Veneno y Alejandro G. Salgado

Kiko Veneno ojea el programa del Festival de Cine de Sevilla. Blue Jean, este es el título de una canción muy buena de David Bowie. La primera ronda de promoción de Un día Lobo López sólo les deja el viernes libre a él y su director, Alejandro G. Salgado, tercer interlocutor en la mesa. Con casi todas las entradas de las proyecciones vendidas buscan qué película ver. “¡Juan Sebastián Bollaín, Cortos de juventud! ¡Ya está! Esa voy a ver, ya lo tengo. Porque eso me dijiste tú que había que verlo.” “Pero esos no son los que yo te dije, esos son de todavía más joven”. “Qué mala suerte, hijo”.

Esta mañana algo calurosa de noviembre se ha proyectado por primera vez Un día Lobo López para un grupo de prensa y cineastas. Una película documental de Alejandro G. Salgado con un disco como protagonista: Échate un cantecito. El gran hito que cambia la carrera de Kiko Veneno hace treinta años. Durante casi hora y media, las canciones van renaciendo en la pantalla, creciendo por capas reinterpretadas por los mismos músicos que las grabaron en Londres dirigidos por Joe Dworniak. A doble pantalla, se empatan las imágenes de la grabación y la vida explosiva de una ciudad que cambiaba a toda velocidad, Sevilla 1992. El año de la Expo. La Sevilla que no salía en las fotos de los turistas y la que se desparramaba en la Cartuja. Un universo audiovisual que llega este viernes 24 de marzo a los cines. El universo de Échate un cantecito.

Alejandro G. Salgado: ¿Te ha gustado la peli?

Antonio Arispón (8pistas): Me ha encantado, me la he cantado entera. Échate un cantecito no es sólo, probablemente, mi primer recuerdo musical de niño, es que aprendí a leer con las letras de este disco. Lo escuchábamos mucho en el coche, en casete, y como, imagino, me inventaría las letras, mi padre me las imprimió todas y las iba leyendo.

Kiko Veneno: A lo largo de los años, me han escrito varias veces de distintos países muy lejanos del extranjero: de la India, de Australia, de Canadá… Profesores de español que estaban allí, por lo que sea, y enseñaban español a través de mis letras. Lo cual me parece muy bonito. Sobre todo eso, como son sencillas, no tienen complejidad ni una gran dificultad. Soy mensajero, no tengo nombre. Está muy bien para aprender idiomas. Tiene su misterio, su adivinanza, su profundidad. Pero el lenguaje es muy válido para aprender.

Nosotros aprendimos inglés muchas veces con las canciones de los Beatles, pero con los títulos. Lo primero, I Wanna Hold Your Hand. Help, ayuda. Con los títulos nos valía. Love Me Do, eso ya no sabíamos muy bien qué quería decir. Pero muchos títulos sí nos sirvieron para aprender inglés básico.

8P: Luego estaba I’m the Walrus, que es más complicado de meter en una conversación.

KV: Pero eso se entendía perfectamente, ¡yo soy la morsa!

AS: Yo sé morsa en inglés por la canción [risas].

KV: Para mí los Beatles jugaron ese papel también.

Un día Lobo López · Kiko Veneno y Alejandro G. Salgado

8P: En Échate un cantecito terminaste de asentar las bases de tu lenguaje: las imágenes cotidianas, el surrealismo, lo humanístico.

KV: Habla mucho de la intimidad de las personas. De las vivencias muy personalizadas, pero hay poco de social. Superhéroes de barrio, incluso, es para mí un homenaje al mundo del cómic. Cuando llegué a Estados Unidos me fascinó muchísimo. Empecé a leer los tebeos de Spiderman. Los vi en Nueva York. Llego a Boston, llego a Nueva York, veo todo aquello y entonces comprendo a Spiderman. Hay frases de Spiderman en ese disco, además. El cómic es cine. Yo no había reparado en eso hasta entonces. Es como un guión de cine. Y, sobre todo, esos cómics de superhéroes: te ponen todos los puntos de vista, la cámara está en cualquier lado, es perfecto.

Pero Superhéroes de barrio no lo veo con un rollo social, no en el contexto político social que me gusta a mí mucho reflejar también en la vida, lo he hecho en muchas canciones. No, éste es un contexto muy humano. El paisaje urbano de los superhéroes de barrio, darle importancia a la gente de los barrios sin ese trasfondo social.

AS: De Superhéroes de barrio sacasteis el cómic en el año 90 o 91. Que no era la letra de este Superhéroes, era la de Superhéroes II. En la revista Imagen está publicado, yo lo tengo en mi casa.

8P: Alejandro, ¿cómo se te ocurre hacer este documental?

AS: Por un lado, siempre había admirado el trabajo y las canciones de Kiko. Es un referente. Y por otro, había hecho ya antes una pieza non finita, porque para mí no está acabada (aquello fue un desastre de producción), con intenciones parecidas. Musicales, centradas en una obra, con intención de mostrar parte de lo que rodeaba esa obra a nivel colectivo, musical, cultural, artístico, urbanístico, tecnológico. Nos parecía muy pertinente lo que implicaba el disco en sí, un disco que hemos triturado de escucharlo, nos ha acompañado toda la vida. El análisis del disco y lo que implicaba en la vida de Kiko era muy interesante. Toda la historia que tiene detrás, no sólo la composición y creación de las canciones.

8P: Tenías diez años cuando salió el Cantecito.

AS: Tenía diez años. Tengo el recuerdo de la primera vez que lo escuché. Tenía un primo mayor que trabajaba en una terraza en mi pueblo, en Los Palacios, en la Habana. Estaba limpiando vasos allí. Recuerdo entrar por la cancela de atrás, por donde entraban los camareros, y había una letra y una música sonando todo el rato. Y eran Joselito, En un mercedes blanco… sonaban siempre. Lo tengo asociado a eso, a aquella terraza de verano que era la gran novedad, ¡tenía aspersores! Hace treinta años. Ahora tengo la edad de Kiko cuando él hizo el disco.

8P: Como se menciona en la película estaba haciéndome la misma comparativa, yo tengo la edad de Kiko cuando graba Veneno.

KV: Empecé un par de años antes. Con 25 grabo el disco de Veneno, pero llevaba ya un par de años trabajando, componiendo y tocando con Raimundo. Ya estaba haciendo canciones. Empezaría en la música con unos 23 años.

8P: Y este disco, a los 40, es el que te quita de trabajar en otros oficios y poder dedicarte exclusivamente a la música. Cuentas en la película que hay letras que escribías mientras trabajabas en Diputación.

KV: Escribía letras donde pillaba. Estaba totalmente focalizado. Como ahora mismo estoy, tengo siempre en la mochila dos o tres cuadernos donde voy escribiendo historias y letras. Estaba muy mentalizado de escribir y desarrollar eso. Si se me ocurría una letra en el trabajo, la escribía. Como, afortunadamente, lo que se me ocurre a mí se puede apuntar fácilmente, podía simultanear. Échate un cantecito por el camino de hierro. Eso se me ocurrió en Diputación a la hora de la cerveza. No era todos los días, pero ese verso se me ocurrió en el trabajo.

8P: Es que era un ultimátum de disco. Aunque Santiago Auserón no se lo creía. Pero planteaste que si este disco no salía bien, dejabas la música. ¿Si no hubiera salido bien…?

KV: Bueno, estamos en el mundo de que si Franco hubiera perdido la guerra [risas]. En el mundo de las hipótesis podemos trabajar lo que queramos. Yo creo que perdió la guerra, además. Lo discutíamos el otro día. Aparentemente la ganó, pero al final la ha perdido. Todavía no se han enterado definitivamente. Muchas víctimas todavía no lo han podido constatar. Pero la historia va en dirección de que perdió la guerra. Como Hitler. Vamos, como resulte que al final Hitler fue el ganador y que tenía razón, me parece que no hay mucho porvenir en el mundo. Imagínate que ahora revisan y resulta que el bueno era Hitler [risas].

8P: Hay unos que cualquier día nos lo van a decir.

KV: ¡Lo están diciendo! En España, la derecha política lo sigue diciendo.

8P: Volviendo al disco, Échate un cantecito marca también para siempre tu sonido. Está muy bien eso del cariño sigue la misma senda.

KV: Totalmente. Está muy bien eso del cariño es su hermano gemelo, la continuación. No tuvimos que trabajar tres años para prepararlo porque ya estaba asentada toda la base. Hay canciones que se habían quedado atrás, canciones que habíamos presentado en la gira del Cantecito, que hicimos con Juan Perro. Memphis Blues, por ejemplo, la preparamos ese verano, antes de que saliera el disco. Es muy deudor, el mismo sonido, los músicos son prácticamente los mismos. Pero con Raimundo, en vez de con Lolo Ortega y Pájaro. El sistema de grabación, la producción, la batería, todo lo demás igual. Son discos gemelos.

8P: Y con una personalidad marcadísima. No te han salido imitadores.

KV: Es verdad. Bueno, eso es una cosa buena y mala. Si te imitan, quiere decir que tienes un carácter muy definido. Como Julio Iglesias, como Raphael. No quiere decir con esto que yo no tenga un carácter muy definido, que creo que lo tengo, pero es más difícil de imitar. No sé por qué, tampoco lo entiendo muy bien. Por alguna razón soy difícil de imitar. Mi onda la ha seguido mucha gente, el camino, pero no concretamente imitarme como imitan a Raphael. [Pronuncia Rapael y lo imita cantando Qué sabe nadie] Eso no, no hay una forma clara de imitarme a mí.

AS: Supongo que porque la gente que es fácil de imitar tiene una fórmula que machaca mucho. De las cosas que más admiro de Kiko es que mantiene la esencia pero da muchos saltos al vacío. A nivel artístico, poner un pie por delante sin saber si hay una losa, a mí me hace quitarme el sombrero.

Un día Lobo López · Kiko Veneno y Alejandro G. Salgado

8P: En este documental debe ser de las pocas ocasiones en que Kiko, que siempre está mirando hacia delante, echa la vista atrás.

KV: Para crear hay que mirar adelante. Ahora bien, es muy importante saber qué hay detrás. Si no sabes ni tú mismo lo que has hecho, difícilmente puedes mirar al futuro. Sin saber de dónde vienes es difícil construir un plan de vida.

8P: ¿Estás ya en lo siguiente?

KV: Siempre, siempre lo estoy.

8P: ¿Y de dónde se siguen encontrando las canciones?

KV: De mi interior, que es el interior de mucha gente. Mi interior es el exterior de mucha gente. Mi exterior es el interior de mucha gente. Ahí hay una comunicación social y los músicos somos trasmisores. En el caso de la música popular, que es lo que yo hago, somos recopiladores de mitos e inconscientes colectivos, de muchas cosas que están flotando en el aire pero que nosotros acertamos a veces a atrapar y definir. Atrapar el aire de nuestra época, de nuestro tiempo, dar alas a la libertad, atreverse a imaginar, tener visiones.  Es muy importante tener visiones. Una cultura sin visiones es siempre un arte corto. Un arte muy deudor de lo inmediato pero con poco vuelo. El arte no es algo para obtener una recompensa inmediata, es algo que permite canalizar tus visiones. No en el sentido de un visionario que se anticipa al futuro. Visiones que son poesía. Imaginar. Dejarse filtrar el cuerpo y el alma y que salgan fuera los sueños. Lo que sueñas y no tiene sentido pero sabes que es tu vida.

El arte popular no puede ser solamente un costumbrismo, una recopilación de frases de la época y de cosas comunes. Se requiere la libertad individual del autor para, entre todas esas cosas colectivas, adaptar su visión personal. No en el sentido premonitorio ni de punto de vista. Las visiones son elementos poéticos. Bob Dylan. Sus canciones son visiones más que narraciones. Él se tomaba sus anfetaminas, empezaba a escribir lo que le salía. Luego, la gente se daba cuenta, cuando lo escuchaba, que lo que le salía a Bob Dylan era una cosa que remitía extraordinariamente a lo que estaba pasando en su época y en el mundo. Pero él no pretendía eso. Es decir, en ningún momento estaba refiriéndose al mundo. No es explícito, no es funcional.  Eran visiones muy personales. Claro, muy personales, pero estamos en el mundo, y nuestras visiones, si tenemos fe en ellas, van a reflejar cosas profundas del mundo.

Me he dado cuenta de que en España estamos muy faltos de eso. Las visiones se estilan poco en las canciones de la música española. Lo utilizó Radio Futura, lo utilizó Veneno, lo utilizo yo cuando puedo. Pero, muchas veces, las letras españolas se quedan demasiado cortas. Son muy buenas pero definen un proceso, una cosa muy concreta, momentos de la vida, poesía, tal y cual. Pero ese desparrame emocional de decir una cosa que a la primera escucha no entiendes pero que te alude: a eso llamo yo visiones.

8P: La música española vive más a pie de tierra.

KV: Sí, en el sentido de que se atreve poco. El cine quizás se atreva más. Hay más visiones que en la música. Lorca también hacía visiones. Dalí, por supuesto. Picasso. Los artistas tenemos que tener visiones.

AS: Yo creo que las está habiendo. Desde hace unos años está habiendo una apuesta fuerte  muy arriesgada, muy solitaria, muy dolorosa, por parte de las productoras independientes. Muy dolorosa porque las ayudas públicas acompañan muy mal a estas propuestas más interesantes y estimulantes, las que nutren el ideario que vendrá después. Las entidades públicas tienen que ponerse las pilas y escuchar lo que se está haciendo. Muchas tienen un recorrido internacional y se valoran fuera. Desde hace diez años, quizás algo menos, está habiendo un crecimiento muy grande y floreciendo apuestas muy potentes. El nuevo cine gallego lleva 5-8 años funcionando en un nivel brutal, con un riesgo formal y artístico súper poderoso. ¿Por qué? Porque hay una inversión a través de la Administración Pública en facilitar mínimamente que este tipo de obra se pueda hacer. Cuando no es así, como el caso de Andalucía, cuesta la misma vida. Y en vez de haber cinco películas al año que sean ricas y contengan poesía, misterio y arte, hay una. La intención está. Y hay gente capacitada para hacerlo. Pero depende mucho del abrigo y la protección que tenga la cultura, que tiene que estar blindada, independientemente del color de la bandera del político que entre. Si no, es echarnos a los perros y que el perro más grande nos coma.

8P: Y que el pueblo deposite su confianza en el artista. Al artista nuevo también hay que darle atención. Al músico prestarle los oídos, al cineasta los ojos. En el Cantecito, un elemento vital es la confianza de Auserón.

KV: La confianza que me aporta como amigo y como músico. Además, él ya tenía una productora y estaba haciendo una carrera con Radio Futura muy buena. Tenía los elementos de producción para esa carrera, que eran los que estaba utilizando para sus discos y sus directos. Es la maquinaria que puso a mi servicio. Maquinaria privada totalmente. En este sentido, no es para nada como en el cine. Es verdad que el cine necesita esas ayudas. En la música, en esa época, las compañías de disco todavía prestaban oídos a cosas interesantes como Radio Futura.

En la película se ve el mundo de amistad y confianza que me aporta Santiago. Me dio la confianza para confiar en mí mismo. No me decía que hiciera esto o dejara de hacer aquello. Vas bien, vas bien, vas bien. Eso es lo que me decía. Mándame más cosas. Yo decía killo, ¿este tío? ¿Esta que ayuda es? Cuando terminé, me di cuenta que esa era la ayuda que me tenía que dar. Esta es la ayuda que yo necesitaba. Al principio me inquietaba un poco, pero de momento lo comprendí.

Un día Lobo López · Kiko Veneno y Alejandro G. Salgado

8P: Hay dos claves en el documental. La primera es que se desarrolla a través de la narración por parte de los propios músicos protagonistas. La segunda es que es un documental musical con música. Todo el tiempo. Se muestra cómo nacen las canciones, cómo crecen, cómo cambian, cómo van sumándose los músicos.

AS: Ha sido una de las cosas más bonitas. Además de rodearte de gente que admiras y poder trabajar con ellos, con respeto y cercanía; lo más chulo ha sido ponerlos a tocar las canciones. Ponerle los cascos y decirle tócate algo parecido a lo que tocaste en aquel momento. Y que eso haya sido ingrediente para nosotros para jugar. Meter, mientras están hablando, una guitarra de Pájaro por aquí, el bajo que grabó Joe por allá. Sin desvirtuar nada, pero jugar a eso era muy chulo, que las cosas se fueran contando tocadas.

KV: Este método ha propiciado algunos reencuentros, incluso. Porque, por ejemplo, Lolo está ahora mismo tocando con Raimundo en su grupo. Yo nunca he perdido el contacto con Joe, pero cuando he estado en Londres ahora pensaba que sería maravilloso hacer otro disco con esta gente. En otro contexto, con buenas canciones, con un sonido que hoy haríamos otra cosa, tratado de otra manera. Seguiría siendo muy interesante. Es una apuesta que está ahí.

8P: Hay una doble pantalla, casi constante en la película, poniendo en contexto la historia musical y la ciudad de Sevilla en 1992. La propia comparativa teje el conjunto, no hace falta una narración explícita.

AS: Todo dependía mucho del archivo que tuviéramos. Hay cosas con las que hemos tenido suerte. Vino a vernos el santo de turno cuando, al final de la peli, el día del Lope de Vega, estaba lloviendo. Encontramos unas imágenes de 1991, de gente haciendo cola en una manifestación, para ver a Carrillo, en el mismo sitio, con paraguas, lloviendo… Hasta el final lo hemos tenido con las mismas imágenes y los mismos puntos de vista. Ha sido muy bonito.

Cuando estábamos en Londres le pedíamos a Kiko espérate ahí un momento, que tenemos una foto idéntica de cuando grabaste el disco hace 30 años. Vamos a posar exactamente igual. Todo surgió a lo largo de este 2022, nos llegaban fotos de Lolo, veíamos cuáles nos venían bien.

KV: ¡¿Lolo hacía fotos?! No lo recordaba.

AS: ¡Claro! Y algunas las harías tú porque salen él y todos los demás.

KV: Vale, vale. Yo nunca he tenido cámara, ahora con el móvil sí hago fotos. No tenía conciencia de eso. Me pega porque Lolo siempre ha sido muy curioso de la imagen, escribía cómics, hacía dibujitos, me pega.

AS: Y claro, esa era la idea. Tratar de hacer algo sin tener que subrayarlo, sin tener que poner nombre al personaje, lo cuenta la propia narración. No hace falta un subtítulo. La intención era huir un poco del lenguaje del reportaje y convertirlo en algo más cercano a una película.

8P: Kiko, ¿qué te ha dado este reencuentro con el universo de Échate un cantecito 30 años después?

KV: Me ha hecho ver que hicimos un disco muy clásico. Sin pretensiones de que lo fuera. Nuestra pretensión es que fuera consistente, sólido. Ha pasado muy bien el tiempo por él. Es un trabajo definitivo en ese aspecto. Concentra las aspiraciones artísticas que teníamos en ese momento. Las define con mucha precisión y fuerza. Me ha gustado ver cómo se mantiene esa obra a través del tiempo y cómo conseguimos un sonido muy original. Un sonido que no se ha podido repetir. Es como los discos de Santana. Santana hacía los discos, cuando empezó, en los años 70, construyendo rápidamente un sistema de sonido que nadie ha podido siquiera imitar. Los discos de Santana con Chepito Arias tocando los palillos y las cajas. Era un guitarrista muy bueno, pero hay guitarristas mejores que él. Pero ese sistema de sonido nadie lo ha podido recrear. Ni lo han intentado.

Me gusta mucho darme cuenta de que es un mundo sonoro muy consistente y definitivo. No envejece, sigue siendo clásico.

Un día Lobo López · Kiko Veneno y Alejandro G. Salgado

Fotografías por Antonio Andrés y Lolo Vasco (primera de ellas, cedida por Festival de Cine de Sevilla)

Pases especiales de Un día Lobo López:

23 de marzo – Madrid, Guernica y Luno

24 de marzo – Valladolid

27 de marzo – Badajoz

29 de marzo – Cádiz

30 de marzo – Córdoba

31 de marzo -Málaga

Estreno 24 de marzo en cines

Un día Lobo López · Kiko Veneno y Alejandro G. Salgado

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