Revista Libros
«Un día me encontré en el salón a la señora Z***, una espléndida mujer de unos 26 años. Había también una mujer joven... una hermosa mujer. Las dos damas acababan de comer... con Hannah; yo volvía de comer en mi club y mandé traer champán. A mí me encantaba que hablasen... La madame dijo: "...Yo tengo una pierna bonita hasta la rodilla, y también la señora Z*** y la señora ***" (se refería a la otra, cuyo nombre he olvidado). "Enséñanos la pierna", dijo una. "Miren -dijo Hannah, levantándose la ropa-; que vean ahora las suyas". Todas enseñaron las pantorrillas, una detrás de otra. "Si tuviera las piernas de la señora Z*** y los muslos de la señora ***", dijo Hannah. Yo casi explotaba de deseos de follar. La señora Z*** se levantó más la ropa y se puso en pie para mostrar mejor las piernas. Las otras damas hicieron lo mismo. Noté que me llegaba el placer, y -como no quería mojarme la camisa- empecé a desabrocharme. "¡Oh!, no puedo resistirlo -grité-; ¡oh, Dios mío, me estoy corriendo", y en cuanto la polla pudo liberarse de los pantalones me corrí copiosamente, mientras las mujeres sostenían sus enaguas casi a la altura del coño, mirándose y riéndose. No me había masturbado; fue sólo la plenitud y el deleite de ver los miembros de aquellas hermosas mujeres lo que hizo que me corriese. "Tiene mucho material", dijo una. Avergonzado, les supliqué que me perdonasen y mandé traer otra botella."
My Secret Life, by "Walter" (1888)(tomado de Retrato del libertino, de Antonio Escohotado.Ed. Espasa Calpe, 1997. Buenos Aires, pág 27)
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