Revista Cine

Un día perfecto. La cuerda, la vaca y la anciana

Publicado el 14 octubre 2015 por Alvaromoral

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Hay veces que ante los asuntos serios es conveniente mantener una distancia en el enfoque. Eso debió de pensar Fernando León de Aranoa cuando planteó su última película Un día perfecto. Y son de muchos tipos los distanciamientos que se pueden poner ante un conflicto como el que trata: la guerra de los Balcanes. El sarcasmo, la comedia o el chiste son algunos de esos prismas desde donde mirar la trágica labor que realizan unos voluntarios de ONG.

El director tiene sobrada experiencia a la hora de contarnos qué sucede en lugares alejados de la mano de Dios. Ha participado en varios documentales sobre refugiados y guerras civiles eternas y su cine suele tratar conflictos laborales como Los lunes al sol, Refugiados o Invisibles. Así que saber que ante una historia de la guerra que sucedió en los Balcanes en los 90 iba a recurrir al humor, la propuesta se me hacía interesante. La ironía ante los problemas que surgen para limpiar el agua de un pozo de un pueblo infectado por un hombre muerto surge ante las diferentes visiones de cuatro voluntarios (Tim Robbins, Benicio del Toro, Olga Kurylenko y Mélanie Thierry) que se dirimen entre optar por soluciones más o menos legales, prácticas o simplemente de estar-hasta-las-pelotas-de-todo.

Pero nada de esto roba un mínimo de veracidad a la historia de León de Aranoa gracias a no caer en el histrionismo ni la caricatura en los personajes: cascarrabias, inocentes, mandones y veteranos, los elementos necesarios para formar un buen equipo que se encarga de solucionar problemas relacionados con el agua en eso que llaman conflictos armados. Además, la estructura circular de la historia que pretende hacer volver al pueblo a su equilibrio recuerda a un cuento poblado de personajes simbólicos en un espacio pequeño con sus fronteras bien definidas. Hay sobrados ejemplos en la literatura (Chejov o incluso Kafka) que demuestran que muchas veces optar por contar un cuento realista describe mucho mejor situaciones reales que las que puede aportar no solo una ficción bien enfocada sino un documental.

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Una historia tan sencilla desarrollada en un día da lugar a lágrimas, sonrisas e incluso alguna carcajada. Y todo ello sabiendo que lo sucedido bien pudo ser real: la tragedia de un pueblo en guerra con las manos contra la pared. Con elementos tan cotidianos, la historia se convierte en una versión del relato de Asterix en el que se enfrentaba a la Administración romana en Las doce pruebas. En este caso a través de la búsqueda de una cuerda, carreteras cortadas, vacas en la carretera, perros guardianes y una anciana esquiva minas. Como si de una bola de nieve cada vez más grande cayendo sobre una ladera, el absurdo tan real como la vida se enreda casi sin salida.


Un día perfecto. La cuerda, la vaca y la anciana

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