Este post es continuación de uno que dejé aparcado hace ya algo más de un año y que ahora por fin vuelvo a retomar. En aquel post hablaba de mi viaje final en Escocia que compartí con varios amigos (españoles que vinieron a visitarme y dos amigas del máster que hice en Edimburgo). El viaje empezó en Edimburgo, continuó en las cercanas montañas Pentlands, siguió en Loch Lomond y de ahí fuimos a Oban a pasar la noche. Desde allí cogimos un ferry a la famosa Isla de Mull al día siguiente, y en este post os contaré con detalle lo que vimos en el día que pasamos recorriendo esta bellísima isla escocesa.
Qué puedo decir de esta isla, pues que me fascinó, y que un día me supo a poco. Además en un día no da tiempo recorrerla entera, por eso conviene venir al menos para dos días. Lástima que mis amigos estaban con los días de vacaciones tan justos, sino habríamos visto todos los lugares de la isla. Menos mal que íbamos en coche de alquiler, lo que nos dio libertad para parar dónde y cuándo quisiéramos. La isla de Mull, una joya de Escocia, donde preciosas playas, verdes praderas y cascadas se mezclan en paisajes de ensueño. Recorrerla era un constante sorprenderse de tanta belleza natural, no podíamos dejar de exclamar nuestra admiración por todo lo que veíamos. Y ahora os invito a recorrerla virtualmente a través de mi relato y fotos.
Segundo día (16 de junio 2013): Isla de Mull
La Isla de Mull es la segunda isla más grande de las Hébridas interiores, en la costa occidental escocesa, y la cuarta mayor de Escocia. Tiene un área de 875 km² y un litoral de 480 km. Tiene un total de 2000 habitantes y la ciudad principal es Tobermory. Nosotros cogimos el ferry hasta Craignure que es donde iba el ferry de la empresa Caledonian MacBrayne. El trayecto en ferry nos regaló bellas imágenes como estas.
Al bajar del ferry y meternos en carretera con el coche, nos encontramos este paisaje tan espectacular. Decidimos empezar recorriendo el sur de la isla. La carretera era estrecha y llena de curvas. Mi amiga Giorgia (compañera del máster) se ofreció a conducir todo el día. La verdad que no iba a ser tarea fácil ya que la pobre no podía perder la concentración ni un momento. Los demás teníamos el privilegio de poder disfrutar de las vistas con tranquilidad.La primera parada la hicimos en Calgary Bay, donde pudimos disfrutar de un paseo en esta preciosa playa.
En los campos cercanos había muchas ovejitas de cara negra.
Seguimos un poco más y paramos en un mirador donde había buenas vistas. Aprovechamos para hacernos una foto de grupo.
Y poco después nos encontramos a las famosas vacas peludas de las Highlands en un paisaje bucólico, típica postal escocesa.
Después llegamos hasta la famosa cascada de Eas Fors donde decidimos parar a comer. En realidad son tres cascadas y esta de la foto es la más alta. Subimos por un camino hasta la parte de arriba de la cascada desde donde hay una buena vista.
Luego fuimos a la cascada de enmedio, justo por debajo de la carretera. Hay varios saltos de agua y pozas, un lugar muy agradable para hacer picnic, así que allí comimos tan felices, y con una buena vista del Loch Tuath y la Isla de Ulva.
Seguimos nuestro camino por la carretera. Poco después hay una pista de tierra que se puede coger y te lleva hasta la playa, y desde ahí se puede ver la primera cascada. No hicimos esto porque íbamos justos de tiempo y por entonces aún pensábamos ilusamente que podríamos recorrer la isla entera en un día.
Algunos paisajes bonitos que vinieron después y en los que paramos a hacer fotos.
Después paramos en este sitio que nos encantó por la vista de los dos lagos. Nos encontramos una pareja de ingleses aficionados a la ornitología. Nos dijeron que hacía un momento vieron varias águilas reales muy cerca. Estuvimos un rato con ellos a ver si volvían, pero no volvieron. De todos modos, tuvimos una agradable conversación y les resultó curioso nuestro grupo de viaje de distintas nacionalidades. La verdad que siempre me han parecido muy simpáticos las personas mayores en Inglaterra, y con mucho interés por conocer gente de todas partes.
Nos dimos cuenta de que no íbamos a conseguirlo, que no íbamos a acabar la ruta del sur. Si hubiéramos tiempo nos habría gustado haber llegado hasta el final y coger el ferry para ver la pequeña Isla de Iona. Otra vez será.
Volvimos entonces al lugar de donde salía nuestro ferry. Cuando venía hacia la costa, le hice esta foto.
Nos fuimos con ganas de volver de nuevo, seguro que lo haré para así ver lo que me faltó. La Isla de Mull es sin duda uno de los lugares que os recomiendo totalmente si viajáis a Escocia.