Revista Diario

Un día te despiertas... y eres una señora

Por Sandra @sandraferrerv
Un día te despiertas... y eres una señoraTe miras cada día al espejo y parece que la imagen del reflejo no cambia demasiado. Un día ver una cana, pero nada demasiado grave. Otro aparece una arruguita y piensas que quizás sea que frunces demasiado el ceño. Pero cuando llega el día en que un pequeño ser bajito mira hacia arriba y te llama "señora", ahí ya no hay vuelta atrás.Una se ve joven, más o menos moderna, pero, no nos engañemos, de repente eres una señora con dos hijos y ya no eres aquella jovencita universitaria con su carpeta en la mano. Y no vale llevar la carpeta de tu pequeño para disimular. No. Ya no hay vuelta atrás.Y todo esto viene a cuento porque, para colmar el vaso del egocentrismo femenino que tiene una aunque no se defina ni demasiado coqueta ni demasiado presumida, ayer mismo mi hijo que tiene un punto graciosillo me suelta todo serio: Mamá, deberías comprarte un bastón¿Por qué? le pregunto yo, incauta de mí. Pues porque eres una viejecita, jeje. En fin, habrá que empezar a recurrir al maquillaje y las cremas antiarrugas, porque lo del bastón, me niego en redondo.

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