Las Carmelitas del Callao –con lleno hasta la bandera, 26, cinco más
de las que quería Santa Teresa en cada palomarcico- nos han acogido en
su locutorio esta mañana de domingo 23 de julio, en la octava de la
fiesta de la Virgen del Carmen. Una nutrida representación del grupo
del Movimiento Santa María de Lima compuesto por varios de los
militantes y matrimonios con sus peques. Desde Villa el Salvador, San
Conrado por Lima Norte, Chorrillos, El Callao…hemos peregrinado hasta
este querido Carmelo fundado por la Sierva de Dios Madre Pilar de
Jesús y el apoyo del entonces obispo del Callado, Mons. Miguel Irízar.
Hemos participado en la Santa Misa y en la simpática procesión
carmelitana de los jóvenes de catequesis. Hay que enfatizar que junto
al Camelo se ha levantado el gigantesco y entrañable santuario
diocesano dedicado a la Sagrada Familia; de ahí que todo él se vea
presidido por el monumental cuadro de la Sagrada Familia. A su amparo
nos tomamos la foto y rezamos por todas las familias, para que sean
auténticas "amoris laetitia"
Luego pasamos al Locutorio de las Madres y Hermanas Carmelitas quienes
nos pusieron al tanto de su fundación de Chachapoyas; necesitan muchas
oraciones y ayuda, de hecho Sandro, administrador de la cuenta del
Movimiento, le entregó un sobre. Da gusto conocer de primera mano las
santas peripecias de las pioneras carmelitas y que parecen sacadas del
libro de las Fundaciones de Santa Teresa. A pesar de robarle, a pesar
de un sinfín de contrariedades, el palomar sigue adelante. Hay que
apoyarles con oraciones, ayuda económica, con nuevas jóvenes…Entre los
integrantes del Movimiento estaban Belén –hija de Michael y Ana- con
29 días de nacida y María Cristina, la abuelita de Carlos Eduardo
bendecida con 92 años, pasando por una variada muestra de edades y
profesiones que compartieron sus ganas de hacer presente a la Iglesia
y hacer el mayor bien en sus trabajos y apostolados.
Les dejamos la tarea de pedir por nuestras intenciones, el campamento
del Colca, el libro sobre el Papa y el fruto de su próximo viaje al
Perú, los grupos, nuestros enfermos…Todos salimos con nuestra
capellana o ángel custodio, además de recordar a quienes no pudieron
hacerse presente. Y como su generosidad no tiene límites los peques
recibieron su chupachús y los menos peques galletitas, refresco y una
carapulca que todavía nos hace chuparnos los dedos. Además, medallas,
estampas y recuerdos de la Sierva de Dios Madre María Pilar de Jesús.
Total que nos hemos vuelto para nuestras casas más contentos que unas
pascuas y con el deseo de que nuestro Movimiento sea una gran familia,
al estilo del Carmelo, "un cielo si lo puede haber en la tierra" que
diría la Santa andariega Teresa.
José Antonio Benito