Vista desde Siurana
Paisaje del Priorat
El Priorat es de relieve muy accidentado y la mayoría de sus pueblos se encuentran a los pies de la Sierra del Montsant, formada por imponentes conglomerados que configuran un paisaje único y una relación con el hombre de alto valor simbólico que viene de siglos atrás cuando se fundó en Scala Dei, la primera cartuja de la Península Ibérica. Fue en el año 1194 bajo reinado del rey Alfonso II de Aragón, cuando éste cedió las tierras a los monjes de esta orden francesa con la finalidad de repoblar la zona conquistada unos años antes por los ejércitos cristianos. El nombre de Scala Dei significa en latín “escalera hacia Dios” y su origen se encuentra en la leyenda que cuenta como un pastor veía en sueños a unos ángeles que subían al cielo por una escalera en el lugar donde pastaba su rebaño. Los monjes cartujos que estaban buscando el mejor lugar para construir el monasterio, lo interpretaron como una señal divina y escogieron este paraje envuelto de montañas, en plena Sierra del Montsant. La Cartuja de Scala Dei llegó a disponer de muchas propiedades ya que contaba con el favor de los monarcas aragoneses y españoles y tuvo además espléndidos benefactores que fueron incrementando su patrimonio con importantes donaciones. Fue tal su importancia que dieron nombre a toda una comarca geográfica: Priorato o tierras del prior. Los cartujos aportaron nuevas técnicas de cultivo de la vid que se extendió en todas sus tierras.Sierra del Montsant
Cartuja de Scala Dei
La Cartuja vivió épocas de gran esplendor que se vio truncado en 1835 cuando grupos exaltados de movimientos anticlericales quemaron el monasterio y lo saquearon dejándolo prácticamente en ruinas y provocando la huída de los monjes.Poco después, tras el proceso de desamortización de Mendizábal, todos los bienes del clero incluidos los restos del monasterio de Scala Dei y todas las tierras, fueron subastados pasando a manos de una clase media burguesa rural, en concreto, a manos de las familias Peyra, García-Faria, Rius y Rialp.A finales del mismo siglo XIX, la filoxera acabó con los viñedos del Priorat y no fue hasta mediados del siglo XX cuando se comenzó a replantar con la intención de recuperar lo que se había estado cultivando durante ocho largos siglos.En cuanto a la Cartuja, fue declarada Monumento Histórico- artístico en 1981 y en el año 1990, la familia de viticultores Peyra, propietaria desde la desamortización, la cedió a la Generalitat de Cataluña que empezó una larga y complicada tarea de limpieza y restauración, de la cual todavía queda mucho por hacer.A pesar de su estado ruinoso, la visita de la Cartuja es indispensable si se viaja al Priorat y una vez allí no es difícil entender por qué los monjes escogieron este lugar.Recomiendo hacer la visita guiada ya que con las explicaciones de un buen guía y una importante dosis de imaginación, el recorrido se hace mucho más ameno. Desde el punto de vista arquitectónico, lo poco que queda en pie es el sobrio portal barroco de la Madre de Dios. De la cartuja medieval original y de las posteriores reformas de los siglos XIV y XV no queda prácticamente nada, ya que en los siglos XVII y XVIII se renovó casi por completo aunque manteniendo su antigua estructura.
Portal barroco de la Cartuja





Reconstrucción de una celda






Las celdas de los padres cartujanos, tenían incluso un pequeño claustro privado
Tampoco puede faltar una visita a una de las muchas bodegas, tanto particulares como cooperativas y especialmente en época de vendimia. En todos los pueblos del Priorat, el turismo enológico es una fuente de ingresos importante por lo que todos los pequeños negocios relacionados con esta actividad abren también en domingo. En otras ocasiones, hemos visitado bodegas modernas, de diseño innovador, pero esta vez preferimos entrar en una de las bodegas más emblemáticas de Scala Dei, Cellers Scala Dei.
Cellers Scala Dei - Familia Peyra










Entrada de la Fonda de Cornudella
A 8 kilómetros de Cornudella se encuentra uno de los pueblos con más encanto de la provincia de Tarragona. Se trata de Siurana, un pequeño enclave situado en lo alto de una formación rocosa caliza, rodeado por la Sierra del Montsant y bajo sus pies las azules aguas del embalse que lleva el mismo nombre. Por su situación estratégica, se convirtió en lugar de defensa importante en el siglo IX, siendo el último reducto árabe en Cataluña. Se pueden ver las ruinas del antiguo castillo árabe, cuya épica conquista dirigida por Beltrán de Castellet finalizó en 1153 (en 1154 según otras fuentes).
Vista de Siurana. (Foto descargada de la red)

Vista aérea de Siurana (Foto descargada de la red)

Iglesia de Siurana

Embalse de Siurana desde el pueblo

Siurana
Y como no puede haber castillo sin princesa ni princesa sin leyenda, en Siurana son poseedores de la leyenda del “Salto de la Reina Mora”. Existen versiones más románticas y otras más épicas y algunas de ellas llenan bastantes hojas, pero resumiendo diré que cuando los cristianos entraron por fin en Siurana después de varios meses de asedio sin poder penetrar en su fortaleza (se dice que lo consiguieron con la ayuda de un judío que les traicionó), la bellísima reina mora Abd-el-azia, antes que entregarse al enemigo, prefirió coger su caballo blanco y precipitarse al vacío. Y si alguien no lo cree, aún hoy en día se puede ver la marca de la herradura que dejó el animal en el suelo, sobre la roca, debido al fuerte impulso que cogió antes de su salto al abismo.
Marca que dejó el caballo en la piedra según cuenta la leyenda
Lo que sí se conserva en buen estado, es la iglesia románica de única nave dedicada a Santa María, construida entre los siglos XII y XIII tras la entrada de las tropas cristianas.

Iglesia Santa María. Siurana

Puerta románica Iglesia Santa María

Detalle puerta

Detalle columnas

Ventana ábside.
Además de su belleza natural, Siurana es un paraíso para los escaladores del mundo entero que acuden al pequeño pueblo para desafiar la ley de la gravedad.
La carretera que lleva a Siurana se encuentra en perfecto estado (con muchas curvas, eso sí) pero una buena manera de llegar al pueblo es dejar el coche en Cornudella y seguir el antiguo camino empedrado. El desnivel es importante, pero es realmente bonito.
Para acabar el día llegamos hasta Prades, otro de los pueblos más bonitos de Tarragona. Prades ya no pertenece al Priorat, sino a la Comarca del Baix Camp y gracias a su buena temperatura, es un lugar típico de veraneo para muchas familias de Reus y alrededores. Se la conoce como la vila vermella (villa rojiza) debido al color de la piedra arenisca que se utilizó para construir los edificios más emblemáticos. El centro histórico se encuentra en la interesante Plaza Mayor, una plaza porticada donde destaca la Iglesia de Santa María y la original fuente renacentista, la única en Catalunya de este estilo. Su forma esférica representa el globo terráqueo y los cuatro caños, los puntos cardinales. Una vez al año, por la festividad de Sant Jaume, se celebra la Festa del Cava y ese día, de la fuente emana cava en lugar de agua, una buena ocasión para quedarse a dormir en el pueblo.
Prades. Plaza Mayor y fuente renacentista

Pórticos en la Plaza Mayor de Prades

Prades. Iglesia de Santa María

Fuente de Prades




