Revista Cultura y Ocio

Un dos de agosto 25 años después.

Publicado el 03 agosto 2013 por Molinos @molinos1282
UN DOS DE AGOSTO 25 AÑOS DESPUÉS.
"Todo vuelve. Tal vez sea difícil entender qué valor tiene el rememorarse a uno mismo en ese estado de ánimo, pero yo sí que lo entiendo. Creo que siempre es aconsejable mantener una relación cordial con la persona que éramos en el pasado, da igual que nos resulte una compañía atractiva o no. De otra manera, esa persona aparece sin avisar y por sorpresa, se pone a aporrear la puerta de la mente a las cuatro de la madrugada de una mala noche y exige saber quién la abandonó, quién la traicionó y quién va a reparar el daño causado. Nos olvidamos demasiado deprisa de las cosas que nos creíamos incapaces de olvidar. Nos olvidamos de los amores y de las traiciones por igual, nos olvidamos de lo que susurramos y de lo que gritamos, nos olvidamos de quiénes éramos". 
Joan Didion. "Los que sueñan el sueño dorado". 
2 de agosto. Tenía (casi) 15 años y medio. Salí de la Molicasa después de preguntarle a Molimadre qué me ponía, no lo tenía claro. Agosto en Madrid es un horno pero nunca había ido a un concierto, no sabía cómo era. Ahora que lo pienso Molimadre tampoco lo sabía pero disimuló muy bien y me convenció para que me pusieran unos pantalones largos de tela blancos con rayas verdes y una camisa blanca de manga corta. Llevaba hombreras. Una melenita recta y sin ninguna gracia con una cinta haciendo de diadema. Mis tíos vinieron a recogerme. Un coche naranja metalizado, un color raro, siempre fue un coche raro. Llevaba una bolsa con el pijama porque a la vuelta me quedaría a dormir en casa de mis abuelos, en La Rosaleda. Paramos a recoger a mi primo a mitad de camino hacia Madrid. Recuerdo los nervios y el calor. Un calor asqueroso y pegajoso, un calor de agosto en Madrid que a mí me resultaba insoportable y al que estaba poco acostumbrada porque nunca estaba en esas fechas en Madrid. Llegar al estadio y aparcar. Miles de personas, muchísima gente. Me sentía pequeña y fuera de lugar. Entrar en el estadio y más gente y más calor. Con mis pantalones de rayas y mi camisa. No sabía qué iba a ver, ni como iba a ser. Estaba asustada pensando en si me gustaría, en si me agobiaría, en si aguantaría tantas horas de pié. 
Tenía 15 años. 15 absurdos años. Un saquito de complejos y de inseguridades. Una niña queriendo ser mayor. Una niña teniendo mucho miedo de ser mayor. Una niña que solo ha dado unos pocos besos. Una niña queriendo parecer mayor para los que se apretujaban contra ella. Una niña que después de 4 horas de concierto volvió a Los Molinos completamente feliz.  Un poco más mayor y feliz. 
2 de agosto. Tengo (casi) 40 años y medio.  25 años después el jardín de mi casa no es el mismo del que salí. La casa tampoco es la misma y mi padre ya no está. Tampoco están mis abuelos y voy a los conciertos yo sola y puedo volver a la hora que quiera sin que pase (casi) nada. No tengo que preguntarle a nadie qué ponerme para ir a un concierto pero siempre lo pregunto aunque lo tenga decidido.  No llevo una melenita sosaina ni necesito nada en el pelo para sujetarlo porque lo llevo  muy corto, más corto de lo que jamás pensé que lo llevaría. Tengo canas que me tapo. Tengo dos hijas. Dos hijas. Lo escribo y todavía me extraña.  Trabajo en algo en lo que jamás pensé que trabajaría, de hecho con 15 años ni siquiera sabía que existía mi trabajo. Me han roto el corazón un par de veces y he dado miles de besos, algunos increíbles y otros que me gustaría olvidar. No tengo apéndice y llevo las uñas de los pies pintadas. Hablo menos, mucho menos. 
Muchas cosas han cambiado en 25 años y sin embargo me miro y soy la misma niña.  Sigo siendo morena.  Sigo teniendo un diente roto. Sigo siendo bajita y sigo llevando el reloj en la mano derecha. Sigo odiando el calor y el mes de agosto. Sigo viendo La Peñota desde el jardín exactamente igual que hace 25 años. Sigo siendo inmensamente feliz cada vez que voy a un concierto de Bruce. 
Soy esa niña pero sin miedos y sin inseguridades. 
No.
Soy esa niña pero con otros miedos y otras inseguridades. 


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