Como es bien sabido, soy un militante defensor del cientificismo (y los que no lo saben, pues entérense), entendiendo por éste a la postura que acepta que no hay mejor forma de obtener conocimiento que usando la metodología científica y que no hay conocimiento más confiable (gracias a las evidencias y la consistencia lógica en la que se respalda) que el conocimiento científico.
Como cientificista es casi un deber el denunciar las tonterías resultado de tesis de tipo posmodernas como el relativismo cultural, el multiculturalismo o las ingenuidades del historicismo. Es también obvio que al darse cuenta de la validez del cientificismo, las supersticiones, las pseudociencias y el fundamentalismo se vean como lo que son: una amenaza para la sociedad y para la cultura.
Pero como cientificista, uno también siente el deber de denunciar los excesos de un "fundamentalismo cientificista" que, aunque debió de haber muerto junto al positivismo lógico de inicios del siglo XX, sigue vivo entre varios divulgadores y científicos actuales. Un ejemplo de esto es el artículo publicado en 2011 en el famoso portal de divulgación Naukas, titulado "Del relativismo al cientificismo." El artículo, escrito por el científico (Master en neurociencia y biología de la conducta) César Tomé López, nos muestra la denuncia justa del charlatanismo académico conocido como relativismo cultural, sostenido por algunos que se hicieron (y se hacen) llamar "intelectuales" como el showman Paul Feyerabend.
Sin embargo, Tomé López asegura una serie de ideas que sencillamente no podríamos defender por ser irracionales. Veamos a qué me refiero. En el artículo se afirma que "...si partimos de una hipótesis bien sencilla, a saber, que en el universo de una misma causa se sigue siempre un mismo efecto, ceteris paribus, podemos establecer un criterio de clasificación de las tradiciones del conocimiento independiente del camino que recorran, basándonos solamente en los resultados. Existirán entonces las que permitan describir el universo y lo que en él sucede, y usar ese conocimiento para predecir hechos consistentemente, mejorar nuestra vida (tratando la enfermedad con eficacia) y modificando el entorno a nuestra conveniencia (máquinas, estructuras), y las que no. Sólo un tipo de conocimiento es capaz de superar este test, la ciencia, además confirmando que lo complejo es reducible a partes más simples incluso si el todo es más que las partes."
Aunque esta "hipótesis" (obviamente no es una hipótesis científica, sino filosófica) puede verse como una descripción fiel de la ciencia, lo cierto es que de aquí no se valida la idea de que el único conocimiento qué valorar sea el que corresponda con la hipótesis descrita (tal como posteriormente da la impresión que se afirma). Manifestaciones humanas como el arte, la ética o la política no se ajustan a esta idea, y aun así es bien valorada tanto la necesidad del arte como de la ética y la política en la cultura y la sociedad. Y lo que es más, este tipo de actividades humanas ni siquiera se interesa en encajar en esta descripción, sencillamente por sus objetivos: mientras que la ciencia busca generar conocimientos sobre los hechos empíricos (o sea, sobre el mundo real), ni el arte ni la ética ni la política buscan hacer esto.
Tomé López "redefine" el cientificismo como "...la visión del mundo en todas sus manifestaciones que afirma que éstas son entendibles y explicables por la razón empírica, sin necesidad de recurrir a especulaciones míticas, religiosas o sobrenaturales de ningún tipo, y que genera el único conocimiento cierto." Aunque ciertamente se nos dice desde el cientificismo que no hay necesidad de especulaciones de tipo sobrenatural o supersticiosa, es falso que el mundo "en todas sus manifestaciones" sea completamente entendible y explicable por la razón empírica. Cierto, Tomé nunca afirma "completamente", pero eso es al menos lo que está dando a entender.
El problema es que la "razón empírica" (quiero pensar que con este vago concepto se refiere a la investigación científica en su totalidad) puede hacer entendibles y explicables problemas o fenómenos de tipo empírico, puesto que son verificables; pero no es posible hacer lo mismo con problemas de tipo semántico y/o lógicos, y aun así, eso no significa que el conocimiento obtenido sin usar esa "razón empírica" no sea válido.
Pero si hay algo en el escrito que es digno de un facepalm, no podría ser otra cosa que las "deducciones" que "por lógica" Tomé López deriva de sus afirmaciones:
a) Las ciencias experimentales son más importantes que las humanidades/”ciencias sociales”/artes/religiones a la hora de comprender el mundo en el que vivimos, o incluso, son lo único que necesitamos para esa comprensión.
b) Sólo es aceptable intelectualmente una metodología científica. Por lo tanto, si las humanidades/”ciencias sociales”/artes/religiones quieren ser parte del conocimiento genuino deben adoptarla y asumir las consecuencias.
c) Los problemas filosóficos son realmente problemas científicos y sólo deben ser tratados como tales.Primero la idea de que "las ciencias experimentales sean más importantes que las humanidades/"ciencias sociales"/artes/religiones a la hora de comprender el mundo en el que vivimos..." no se adecua (irónicamente) con la realidad, ya que como se dijo, existen conocimientos de tipo deductivo y conceptual no empírico (como en la lógica-matemática y la semántica), los cuales son válidos y nos dicen "algo" sobre el mundo en que vivimos (nos dicen la consistencia de nuestras afirmaciones y lo que el significado que éstas tienen). También es falso que las ciencias experimentales sean "lo único que necesitamos para esa comprensión", ya que incluso las ciencias experimentales presentan problemas conceptuales, lógicos y semánticos que no pueden ser contrastados con experimentos. Para acabar con este punto, las humanidades/"ciencias sociales"/artes (no puedo decir lo mismo de las religiones) no se enfocan en el estudio del mundo en el que vivimos del mismo modo que lo hacen las ciencias experimentales. En el caso particular de las ciencias sociales (así, sin comillas), sí se podría decir que estudian parte del mundo en que vivimos, y esa parte sería la social. Como ciencias (o como disciplinas que aspiran a ser científicas) es obvio que hace falta de la investigación científica con todo lo que esto conlleva, por lo que decir que las ciencias experimentales son más importantes que las ciencias sociales no tiene mucho sentido, ya que ambas buscan obtener conocimientos bien sustentados en la evidencia (aunque es cierto que es más fácil encontrar tonterías en ciencias sociales y que es más difícil de restarles importancia).
En lo que respecta a las humanidades (y por éstas, se entiende el conjunto que se conforma por los elementos conocidos como filosofía, arte, literatura, política, economía y ciencias sociales, algo que no estoy tan seguro que Tomé López esté tomando en cuenta), al ser un abanico gigantesco de distintas actividades culturales resulta obvio que depende de la disciplina de la que se hable para saber si ésta en realidad es "menos importante" que las ciencias experimentales, y luego preguntarse en qué sentido es "menos importante." Tomé López toma como apartado al arte, el cual es parte de las humanidades. Y pues no, el arte no es "menos importante" que las ciencias experimentales a pesar de que este no se rige por el método científico (si uno quiere ser un alguien que solo dice obviedades, es claro entonces que el arte no es "importante" para producir conocimientos... pero ¿acaso es tan necesario recordar que tampoco es lo que se pretende desde esta actividad?). Segundo, si es falso que las disciplinas que no se guían por el método científico sean "menos importantes" (o que de hecho, algunas disciplinas como las ciencias sociales sí tratan de tener rigurosidad científica), y también es falso que la única forma de obtener conocimiento bien sustentado es a través de la "razón empírica" (sea lo que sea), resulta por lógica (y sin usar el método científico para confirmarlo) que es falso que disciplinas como el arte y demás humanidades necesiten del método de las ciencias experimentales para ser "aceptables intelectualmente." Tercero: no, los problemas filosóficos no son problemas científicos, aunque muchos de los problemas clásicos de la filosofía pueden encontrar una respuesta coherente en la ciencia, debido a que muchos de estos problemas son de tipo empírico. Pero lo cierto es que no todos los problemas filosóficos planteados en la actualidad son de tipo empírico o para que quede más claro: no todo problema filosófico se refiere asuntos del mundo real. De hecho los principales problemas filosóficos hoy día se refieren a problemas generales sobre las disciplinas y demás manifestaciones culturales que sí se ocupan de problemas del mundo real (como la filosofía de la ciencia, la cual se ocupa de problemas filosóficos en y de las ciencias, pero no se ocupa del objeto de estudio de las disciplinas científicas). Tomé López con su escrito nos da un ejemplo de un cientificismo chafa que ignora un universo gigantesco de problemas y que además causa confusión con la vaguedad e inconsistencia de sus afirmaciones. Un cientificista que trate de ser coherente, sabe que, aun cuando es evidentemente cierto que no hay mejor forma de obtener conocimiento sobre el universo que la ciencia, también está consciente que no todo problema es de tipo empírico y mucho menos de tipo científico, y no por eso dejan de ser problemas válidos que generan conocimientos genuinos; además que no toda actividad humana está enfocada en obtener conocimiento sobre el universo. Algunas tratan de expresar emociones sobre el universo (como es el caso del arte), otras tratan de manejar o manipular "una parte" del universo (como en la sociedad lo hace la política)... en fin, no todo es una cuestión científica, pero eso desde luego, tampoco niega que se pueda cuestionar todo de forma científica. SI TE INTERESA ESTE TEMA
*La Ciencia, su Método y su Filosofía, de Mario Bunge, Siglo Veinte, México, 1991. *Scientism as Scientific Belief, artículo de Paul M. Paolini en el blog de Massimo Pigliucci, Rationally Speaking. Pigliucci es conocido por ser un detractor del cientificismo mostrado por autores como Sam Harris, Steven Pinker y Richard Dawkins.
*La entrada Scientism en The Skeptic's Dictionary, de Robert Todd Carroll.
*Science is not your enemy, ensayo de Steven Pinker, traducido en el blog De Avanzada.
*¡Cientificismo sí, positivismo no! Denuncia de la arrogancia filosófica por ignorancia científica, ensayo de mi autoría.