Me sorprende en el diario El Mundo la noticia titulada “Graba su acoso y condenan a su empresa a pagarle 153.468 euros”.
Se trata del caso de un empleado de una empresa de Artes Gráficas de Madrid, de 61 años, al que el gerente acosa a diario para que se acoja a una jubilación parcial, a lo que éste se niega por la miseria que le quedaría al no haber cotizado la empresa por la totalidad de las retribuciones que ha percibido. Algo que desgraciadamente es más habitual de lo que parece.
El hombre, que llevaba trabajando en la empresa toda su vida, sufrió un infarto en 1999 y en 2007 le colocaron dos “by-pass” en su corazón. El gerente, por ese motivo, lo consideraba incapaz para desarrollar su trabajo, Al pensar que no rendía, comienza a acosarlo cada día para que acepte la oferta de jubilación parcial.
Durante una de las situaciones de acoso sufrió un desvanecimiento y el propio gerente lo trasladó al hospital. El empleado tuvo que estar de baja un mes y medio como consecuencia de ello. Pero, por si fuera poco, el gerente le echa en cara en otra situación de acoso posterior el que le ayudara a salvarse llevándolo al hospital en vez de dejarlo morir allí mismo y ahorrarse el coste de la jubilación. Hay que ser cínico y miserable, por no decir otras cosas peores.
Pero la cosa no queda ahí. Lo mejor viene en los comentarios a la noticia de los lectores, donde además de las lógicas expresiones de alegría de que, por una vez, se haya hecho justicia, se pueden ver los comentarios de gente que se define como “jefes” o “empresarios” y que ponen de manifiesto la mentalidad retrógrada e inhumana de buena parte del empresariado que sufrimos en este país. Os dejo algunos aquí tomados mediante captura de pantalla para que hablen por sí mismos, sin necesidad de valoración alguna.
Con estas mimbres se hacen los cestos en los que nos desenvolvemos cada día. Y no me quiero ni imaginar qué es lo que sucederá en la cotidianeidad de millares de empresas dirigidas por tipos como estos y que no trascienden a la opinión pública. Tampoco quiero imaginar lo que habrá empezado a ocurrir ahora, a partir de que se ha comenzado a aplicar la brutal reforma laboral que ha impulsado este engañoso gobierno de izquierdas. Como para no hacer una huelga general.