Llevo unos días queriendo hacer una extensa entrada sobre los empresarios, en contra de esos que se avergüenzan de que les llamen así y han querido sustituir ese nombre por el de emprendedor, que es más bonito y suena a algo positivo. Como dice Anguita: “si yo no tengo nada contra los empresarios, pero son empresarios”. Así que vamos a dejar de intentar de pervertir el lenguaje para que suavice el contenido de las palabras y llamemos a las cosas por su nombre. Que no hablamos de empresarios como empleadores, ni de trabajadores como recursos humanos, ni como fuerza de trabajo pero es que están empeñados en hacernos tragar con su vocabulario porque el poder manipula siempre el lenguaje para suavizar los contenidos.
Antes de la campaña electoral escuche a alguien del Partido Popular decir que los empresarios eran los que creaban empleo. Como una de esas casualidades de la vida leía el comienzo de un libro: “Contra la Europa del Capital”, de Ramón Fernández Durán: “Los empresarios son el 1% de la población. El otro 99% somos trabajadores. De ese 1% depende la creación de empleo, por lo tanto hay que darles todas las facilidades. Aún así, ellos deciden si lo crean o no”. Las palabras eran de Pedro Solbes Ministro de Economía del PSOE.
No contemplo otra solución al desempleo que no pase por trabajar menos para poder trabajar todos y todas. Porque si cada vez somos más productivos, necesitaremos menos gente para producir lo mismo o para prestar los mismos servicios. No hay otra alternativa desde la izquierda. No todo puede crecer siempre ad infinitum, en algún momento tendremos que decir basta o nos lo tendrá que decir el mundo lleno en el que nos encontramos donde no se puede seguir yendo siempre a más consumo, más productos, más residuos, más, más, más. No me extraña que estemos construyendo una sociedad depresiva donde la felicidad queda a una orilla de los objetivos a conseguir.
Esta semana discutía por la utopía del programa electoral de Izquierda Unida con una profesora: Desde fuera parece todo idealizado e irrealizable. Aparecía el tema de trabajar menos de jornada semanal y decía que era imposible y que parecía que queríamos engañar a la ciudadanía. Tenemos que conseguir pensar y hacer pensar:
- en construir un mundo nuevo y un hombre nuevo, (Manuel Sacristán: “en un comportamiento a la vez racional y revolucionario debe tenerse siempre presente la idea del hombre nuevo sin mito”)
- que el Salario Mínimo puede ser de 1100 euros mensuales porque en Francia es de 1300,
- que se puede nacionalizar Telefónica como se pudo privatizar
- que para potenciar el pequeño comercio no hay que abrir grandes superficies que hacen que se desangren. No se puede defender políticamente una cosa y la contraria sin caer en contradicción.
- que hay alternativas a lo que defienden los mercados.
Obviamente siempre es más fácil ir a favor de la corriente que nadar en contra del sentido de las aguas, pero cuando nos veas pasar salmoneando río arriba, no digas que no te avisamos que se podía hacer algo distinto a lo que hacen los viejos partidos mayoritarios.
Un saludo a quienes nos llaman utópicos e idealistas, también vosotros y vosotras estáis a tiempo de cambiar. Y dos puntualizaciones:
- los recortes son evitables, hay que aumentar los ingresos a través de una fiscalidad donde los de arriba colaboren más en la construcción del Estado del Bienestar.
- NO he vivido por encima de mis posibilidades.