Intenso fin de semana teatral, con escapada a Barcelona incluida. En próximos días os hablaré de Amantes, la adaptación teatral de la película de Vicente Aranda, que presenta el CDN en el Valle-Inclán; de Jo Mai, de Iván Morales, en el Lliure de Gracia; y de Tierra de Nadie, de Harold Pinter, en Matadero. Pero quiero hoy hablar de Un enemic del poblé, el turbador texto de Ibsen, que se acaba de estrenar en el Lliure, y que fue la causa principal de mi viaje a Barcelona, ciudad que no visitaba (pecado) desde hace años.
Sobre el papel, Un enemic del poble (Un enemigo del pueblo) presentaba muchos y muy distintos ingredientes y atractivos que justificaban el viaje: texto, dirección (Miguel del Arco) y reparto (con Pere Arquillué, Pablo Derqui, Mónica López y Miquel Fernández en él). Y he de decir que el resultado ha superado ampliamente las expectativas. Me apresuro a decir que Un enemic del poblé es un espectáculo soberbio, una gran ópera que Miguel del Arco ha sabido construir a partir de la demoledora y brillante partitura de Henrk Ibsen.