Revista Opinión

Un Equipo De Ganadores

Publicado el 18 octubre 2018 por Carlosgu82

En la temporada 1970/71, se encontraron dos hombres que solo se podían esperar grandes cosas, ambos poseían temperamento, personalidad, carisma y sobre todo inteligencia para no chocar, ocupando cada uno su amplia parcela, uno fue el presidente Julio de Miguel y otro el símbolo de la esperanza de los seguidores valencianistas, Alfredo Di Stéfano.

Todo lo absorbía Di Stéfano, hasta el más mínimo detalle. Su personalidad era arrolladora, y todo el mundo en Valencia estaba pendiente de lo que él decía o hacía. El orgullo del club era tener un entrenador mundialmente famoso, y el del presidente haberlo firmado.

El 22 de julio se hizo la presentación del equipo, fue Di Stéfano, y poco más, ya que el mister no pidió figuras para reforzar el equipo. Los refuerzos fueron tres chavales del Mestalla, Forment, Enrique Claramunt y Cota, uno del Levante UD, Sergio y un jugador de club traído del Barcelona, Pellicer. A estos había que sumarle un extremo izquierdo monumental, llamado Valdez, que debutaría en la quinta jornada en el Molinón, debido a la documentación que fue larga y laboriosa.

El debut del Valencia CF fue en la Línea de la Concepción, donde jugó el torneo cuadrangular Ciudad de La Línea, donde causo gran expectación y muy buenas sensaciones, practicando un fútbol diferente, de nueva proyección, con el 4-3-3. Sería el primer éxito de la temporada.

Y fue asentando su juego, cómo decía el gran Alfredo “había que aprender el nuevo sistema jugando ‘despasito’, que hacía mucho calor”, para llegar al Taronja, antes de empezar la Liga, con dos partidos espléndidos frente al Partizán de Belgrado y el Independiente de Buenos Aires, con el estadio Luis Casanova, lleno a rebosar, el público salió exultaste y motivado ante el nuevo proyecto.

El 12 de septiembre de 1970 se hacía el debut en la Liga, en el Santiago Bernabéu, donde se perdía por 2-0 y donde hubieron dos protagonistas: el portero madridista José Luis Borja y el colegiado Urrestarazu, que solo le falto salir vestido con la camiseta del Real Madrid. La primera alineación fue la siguiente: Abelardo; Sol, Aníbal, Jesús Martínez, Antón; Poli, Pepe Claramunt, Paquito; Enrique Claramunt, Pellicer y Sergio.

Siete días más tarde se vencería a Las Palmas por 5-1, aunque el verdadero arranque fue el partido enorme que se hizo en la octava jornada en el Nou Camp, donde se arrolló con un festival de juego a un Barça estéril e ineficaz, destacando dos geniales futbolistas, Pepe Claramunt y Óscar Rubén Valdez.

Veinticuatro años, desde la temporada 1946/47, el Valencia no sabía lo que era conquistar un Campeonato de Liga, y lo iba hacer en Sarriá, ante un supermotivado Español, en la última jornada. El Valencia tenía 43 puntos, con uno más era campeón. El Barcelona tenía 42 y el Atlético de Madrid 41, y se enfrentaban ambos en el Manzanares.

Ese 18 de abril de 1971 la alineación fue; Abelardo; Vidagany, Aníbal, Sol, Antón; Pepe Claramunt, Paquito, Sergio (Poli), Forment, Pellicer (Fuentes) y Valdez.

Más de veinte mil seguidores estuvieron allí, pero los nervios de la responsabilidad atenazaron al equipo, ni Di Stéfano dio con la alineación, ni el más veterano y capitán Paquito estuvo a la altura que se esperaba de él.

El Barcelona se adelantó en Madrid en el minuto 18, y poco después el Español, por mediación de Lamata hacía lo propio. En ese momento el campeón era el Barça. A veinte minutos del final Luis Aragonés, logró el gol del empate, entones ¡¡¡era el Valencia el campeón!!!.

Faltaban veinte minutos, y el banquillo valencianista era una casa de locos, en el palco se hacía de tripas corazón… más emoción, imposible… fueron cayendo los minutos y las noticias llegaron definitivamente desde Madrid, el empate a uno era definitivo, el entusiasmo se convirtió en locura, los veinte mil aficionados invadieron Sarria, la euforia estaba desbordada… Gritos, vítores, tracas, lágrimas, canciones…

Al día siguiente, el Valencia hizo el viaje de regreso en autocar, a su paso por Almenara, la mayoría de habitantes salieron a homenajear al equipo y, en especial a su ídolo, Forment; por Puzol a los hermanos Claramunt… fue un desfile triunfal… Burriana, Nules, Sagunto, Massamagrell, Tabernes… por el camino de Barcelona, por la calle Sagunto…hasta llegar con gran retraso a la Plaza de la Virgen, donde no cabía ni un alfiler, y en la Basílica se cantó una salve a la Maredeueta en acción de gracias.

El Valencia no fue campeón por casualidad, fue campeón porque estuvo allí, en los primeros puestos, porque tuvo unos vínculos muy especiales y grandiosos a lo largo de la temporada. Abelardo jugo los treinta partidos y alcanzó el Ricardo Zamora, estando siete partidos sin encajar ni un solo gol, ante él se levanto una defensa inmejorable; Sol/Tatono, Aníbal/Barrachina, Jesús Martínez, Antón/Vidagany; un cazagoles y trabajador nato como Forment; jugadores veloces y desequilibrantes, como Sergio, Valdez y Poli; un incansable y fondista como Pellicer; un gran guía, Paquito;… y un superdotado, el maestro Pepe Claramunt.

Todos defendían y todos atacaban, era el espíritu de Alfredo Di Stéfano, en su época de jugador. Destacar también al incomparable Amadeo, que con su gran inteligencia y amor al club, colaboro activamente, como segundo, en la consecución del titulo liguero. Los jugadores tuvieron un gran detalle con él, regalándole una Lambretta, que le duró hasta que se murió.

También tuvo a su alcance la Copa en el Santiago Bernabéu, el 4 de julio, tras ir ganando 2-0 al Barcelona, pero un nefasto arbitraje del vizcaíno Saiz Elizondo, tumbo las posibilidades del doblete, llegando al final de la prorroga con un 3-4.

Algunos de los integrantes del equipo campeón de 1971, la mayoría de los cuales residen en Valencia, todavía se dejan ver por las calles de la ciudad o en el campo de Mestalla cuando juega el equipo.

Fue mi primer título, el de la conciencia de una felicidad abrumadora. Me supo a gloria, una satisfacción única, mi primera memoria en el corazón, lo disfrute mucho tiempo, tanto, que al día de hoy me resulta difícil contener las lágrimas… fui un afortunado de haber podido vivir esa hermosa y memorable temporada.


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