Un escenario de película, Cliffs of Moher

Cuando se visita Irlanda, muchos sitios recomiendan visitar los Cliffs of Moher, o Acantilados de Moher. Nosotros ya nos encontrábamos en Irlanda, y no dudamos en incluir los acantilados en los sitios que íbamos a visitar en la isla.

Es importante mencionar que las visitas a los acantilados sen pueden arreglar desde varios puntos de Irlanda, incluyendo Cork, Galway y hasta Dublín. Eso implica que la facilidad para visitarlos es mucha. Nosotros optamos por hacerlo desde Galway, ya que era la ciudad en la que nos encontrábamos en ese momento.

Se puede decir que los acantilados están un poco lejos, pero ya sea que se conduzca hasta allí o se tome un tour en autobús, las vistas son impresionantes. La zona de The Burren es absolutamente preciosa, con paisajes que reflejan una simetría de la naturaleza realmente majestuosa. Este paisaje acompaña al visitante hasta lo que se buscaba: los Acantilados de Moher.

Cuando llegamos a la zona de los acantilados, encontramos unas instalaciones muy bien establecidas para recibir a los turistas: un centro de visitantes con todas las facilidades requeridas. Una vez allí, comenzamos el ascenso hasta la Torre O'Brien, desde donde se obtiene una vista impresionante de los acantilados, que se elevan cerca de 120 metros sobre el mar y se llegan a extender cerca de ocho kilómetros. El día además estaba hermoso, y obtuvimos unas vistas excelentes. Luego iniciamos el camino hasta el lado contrario, por un camino un poco más accidentado, pero igual con unas vistas muy lindas. Este camino se puede realizar al borde de los acantilados y conecta con poblaciones cercanas.

De vuelta al centro de visitantes, es totalmente factible tomar una clase de ciencias sobre los acantilados. Hay toda una sala educativa acerca de la zona, incluyendo clases sobre la geología del lugar, la flora y la fauna, etc. Además, hay una particular zona para tomar vídeos de uno mismo con fondos de los acantilados, y enviarlos por e-mail. Muy divertido.

Así que por solamente la entrada de 6 euros, el visitante tiene acceso a los acantilados y al centro donde podrá encontrar restaurante, baños, tienda de souvenires y una gran sala educativa. Si está en Irlanda, no lo dude: los Acantilados de Moher son una de las maravillas naturales del mundo que no debería perderse. Su majestuosidad lo envolverá desde la llegada.