Revista Salud y Bienestar
Un nuevo estudio confirma el éxito del tratamiento de sustitución de opioides para superar la adicción a drogas como la heroína. Concretamente, los autores del artículo, publicado en 'British Medical Journal', aseguran que las personas que se someten a dicha terapia tienen un 85% más de probabilidades de reducir la mortalidad.
Como subrayan los investigadores de la Universidad de Bristol y de Londres, los usuarios de estas sustancias adictivas tienen un alto riesgo de muerte, bien por sobredosis o por el deterioro orgánico y físico que conlleva su consumo al cabo de los años.
Según trabajos previos, la administración controlada de la metadona o buprenorfina (tratamiento de sustitución de opiáceos) tiene un importante papel a la hora de disminuir dicha mortalidad. Tal y como detalla esta nueva investigación, la tasa de muertes entre aquellas personas que no están sometidas a este tratamiento es el doble que la de aquellas que sí siguen la terapia.
Y ésta no es la única conclusión extraída del trabajo británico. Entre 1990 y 2005, el equipo de expertos analizó los casos de 5.577 pacientes adictos que habían recibido esta prescripción, que duraba un mínimo de 12 meses. Observaron y compararon los fallecimientos ocurridos en distintos periodos del tratamiento y también después de éste. Así, pudieron confirmar lo que ya anunciaban otros trabajos: que en el inicio de la terapia el riesgo de muerte aumentaba.
"Durante las dos primeras semanas moría 1,7 de cada 100 personas, es decir, tres veces más que en el transcurso de la terapia". También registraron mayores picos inmediatamente después del tratamiento. Concretamente, en el mes posterior, cuando "la tasa de mortalidad era entre ocho y nueve veces más alta".
En vista de estos resultados, los científicos británicos advierten que "tanto los médicos como los pacientes deberían ser conscientes del mayor riesgo de mortalidad al comienzo del tratamiento y durante el mes posterior […] Es necesario desarrollar más investigación al respecto para determinar los efectos de la terapia en función de su duración".
Como explica Roberto Secades, psicólogo del Grupo de conductas adictivas de la Universidad de Oviedo, "en España el tratamiento con metadona se usa desde hace mucho tiempo y está muy extendido en todas las comunidades autónomas, pero no como terapia curativa, sino paliativa". Es decir, "se aplica en personas muy deterioradas en las que han fracasado otras alternativas. En estos casos, se pretenden objetivos menos ambiciosos: no tanto la abstinencia como el hecho de lograr que lleven una forma de vida más o menos sana, que no compartan jeringuillas, que no consuman en la calle...".
Teniendo en cuenta en los pacientes que se utiliza, se podría decir, por tanto, que "el éxito de la terapia estaría en que los pacientes la mantuvieran durante años", añade.
Según el Ministerio de Sanidad, gracias a programas como la sustitución por metadona o el intercambio de jeringuillas, se ha conseguido reducir la incidencia de problemas asociados, como el sida o la hepatitis. En el año 2002, el número de personas en tratamiento sustitutivo con metadona superaba las 90.000.
**Publicado en "El Mundo"
Como subrayan los investigadores de la Universidad de Bristol y de Londres, los usuarios de estas sustancias adictivas tienen un alto riesgo de muerte, bien por sobredosis o por el deterioro orgánico y físico que conlleva su consumo al cabo de los años.
Según trabajos previos, la administración controlada de la metadona o buprenorfina (tratamiento de sustitución de opiáceos) tiene un importante papel a la hora de disminuir dicha mortalidad. Tal y como detalla esta nueva investigación, la tasa de muertes entre aquellas personas que no están sometidas a este tratamiento es el doble que la de aquellas que sí siguen la terapia.
Y ésta no es la única conclusión extraída del trabajo británico. Entre 1990 y 2005, el equipo de expertos analizó los casos de 5.577 pacientes adictos que habían recibido esta prescripción, que duraba un mínimo de 12 meses. Observaron y compararon los fallecimientos ocurridos en distintos periodos del tratamiento y también después de éste. Así, pudieron confirmar lo que ya anunciaban otros trabajos: que en el inicio de la terapia el riesgo de muerte aumentaba.
"Durante las dos primeras semanas moría 1,7 de cada 100 personas, es decir, tres veces más que en el transcurso de la terapia". También registraron mayores picos inmediatamente después del tratamiento. Concretamente, en el mes posterior, cuando "la tasa de mortalidad era entre ocho y nueve veces más alta".
En vista de estos resultados, los científicos británicos advierten que "tanto los médicos como los pacientes deberían ser conscientes del mayor riesgo de mortalidad al comienzo del tratamiento y durante el mes posterior […] Es necesario desarrollar más investigación al respecto para determinar los efectos de la terapia en función de su duración".
Como explica Roberto Secades, psicólogo del Grupo de conductas adictivas de la Universidad de Oviedo, "en España el tratamiento con metadona se usa desde hace mucho tiempo y está muy extendido en todas las comunidades autónomas, pero no como terapia curativa, sino paliativa". Es decir, "se aplica en personas muy deterioradas en las que han fracasado otras alternativas. En estos casos, se pretenden objetivos menos ambiciosos: no tanto la abstinencia como el hecho de lograr que lleven una forma de vida más o menos sana, que no compartan jeringuillas, que no consuman en la calle...".
Teniendo en cuenta en los pacientes que se utiliza, se podría decir, por tanto, que "el éxito de la terapia estaría en que los pacientes la mantuvieran durante años", añade.
Según el Ministerio de Sanidad, gracias a programas como la sustitución por metadona o el intercambio de jeringuillas, se ha conseguido reducir la incidencia de problemas asociados, como el sida o la hepatitis. En el año 2002, el número de personas en tratamiento sustitutivo con metadona superaba las 90.000.
**Publicado en "El Mundo"
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