Los niños que duermen poco pueden tener problemas en su correcto crecimiento. Así se desprende del último número de la revista Sleep, en el que investigadores de las Universidades de Emory, en Atlanta, y Virginia (ambas en Estados Unidos) sugieren por primera vez que la falta de descanso podría estar relacionada con una menor estatura.
Para llegar a esta conclusión los autores analizaron a 23 padres de familia que registraban diariamente la calidad de sueño de su bebé. La edad media de los participantes al inicio del estudio era de doce días y todos estaban sanos al nacer y libres de complicaciones médicas o cólicos durante su primer año.
Los resultados mostraron que los pequeños daban cabezadas a lo largo de todo el día. En concreto, vieron que los episodios de sueño cortos e irregulares aumentaron la duración total del sueño en 4,5 horas al día durante las 48 horas que fueron observados.
Estos picos en la duración total del sueño diario se asociaron con brotes de crecimiento en la longitud del cuerpo. Análisis posteriores encontraron que la probabilidad de un brote de crecimiento aumentó en un 43 por ciento por cada episodio de sueño y un 20 por ciento adicional en cada hora de sueño.
LA HORMONA RESPONSABLE
Para comprender este trabajo, expertos apuntan que hay que tener en cuenta la implicación de la hormona del crecimiento (HC), cuya activación tiene lugar durante el descanso. El sueño comprende cinco fases o etapas. Precisamente, “entre la segunda y la tercera es donde actúa”, confirma Segarra.
La liberación de HC tiene su pico máximo durante el primer ciclo de sueño de ondas lentas, aproximadamente a los 50 ó 60 minutos de haberse iniciado el sueño nocturno. En las siestas largas con sueño de ondas lentas también puede liberarse HC. La función principal de esta hormona en los niños es la regeneración muscular. En cambio, los adultos que carezcan de un sueño profundo presentarán síntomas similares a los pacientes con fibromialgia, como dolores musculares, fatiga y astenia.
LA RECOMENDACIÓN PEDIÁTRICA
Pero, ¿es el sueño el único implicado en el crecimiento infantil? La respuesta de los especialistas es unánime: no, aunque sí sería a partir de ahora un factor muy importante que los pediatras deberían tener en cuenta y así recomendar unas pautas de higiene del sueño a los padres.
Además de descansar, por ejemplo, han de comprobar que el pequeño respira bien por las noches, porque si tiene problemas, como la apnea obstructiva del sueño, “está comprobado que crecerá menos”, afirma Cristina Azcona, pediatra de la Clínica Universidad de Navarra.
Los pediatras aconsejan que hasta los dos años los niños deberían dormir 12 horas diarias, entre dos y cinco años unas 10 u 11 horas y a partir de esa edad, cerca de nueve horas.
Se estima que el insomnio afecta al 30 por ciento del colectivo pediátrico y se debe en un 95 por ciento a factores conductuales. Y la repercusión de este déficit de descanso afecta al nivel cognitivo y afectivo de los pequeños. “Hay muchos diagnósticos de falsos positivos con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), cuando en realidad todo es producto esta circunstancia”, agrega Segarra. Además, continúa, también propicia la irratibilidad y síntomas depresivos.
Principalmente, la velocidad del crecimiento viene determinada por la genética del sujeto, aunque la alimentación es otro factor que no ha de caer en el olvido. En este sentido, Azcona matiza que “en las dietas infantiles no deben faltar proteínas, hidratos de carbono, minerales como el hierro y el zinc, calcio y vitaminas A y D”.