Revista Salud y Bienestar
El tabaco es uno de los factores que predice mayormente la jubilación por incapacidad laboral debido a la EPOC. Concretamente, los fumadores activos tienen 20 veces más riesgo de incapacidad laboral por esta enfermedad que los no fumadores y 3 veces más que los ex fumadores. Y la vinculación se hace tanto más acusada cuanto mayor es el consumo acumulado en paquetes por año y cuanto más temprana es la edad de inicio del consumo. Estos datos, que pertenecen a la revisión de un estudio publicada en la revista Prevención del Tabaquismo por el Dr. Francisco Javier Álvarez, del Grupo de Tabaquismo de NEUMOSUR, “suponen un argumento más para emplear todos los recursos económicos posibles en prevenir el consumo y apoyar con tratamientos farmacológicos contrastados la deshabituación en fumadores”.
En un contexto de ajustes presupuestarios, Neumosur advierte a las administraciones que los recortes en las políticas activas contra el tabaquismo pueden salir muy caras no sólo desde el punto de vista sanitario sino también desde el punto de vista económico. “La edad media de incapacidad laboral debido a la EPOC se sitúa entre los 56,2 años, con un rango que oscila desde los 36,7 a los 64,8 años”, explica el Álvarez, que señala que estos datos dan idea de la magnitud del problema desde el punto de vista de la sostenibilidad del sistema público de salud y de la propia competitividad económica. A estos datos sobre la incapacidad laboral hay que sumar los asociados al absentismo laboral y a la menor productividad de los trabajadores fumadores a lo largo de sus vidas. “Parece un sin sentido que mientras la edad de jubilación se retrasa y los gobiernos estudian cómo mejorar la competitividad y el funcionamiento del mercado laboral, se deje de actuar sobre factores como estos, que introducen claramente ineficiencia”, explica el Dr. Álvarez.
Por ello, Neumosur pide al nuevo Gobierno Central y al que se forme en Andalucía tras las elecciones del 25 M que no lleven los ajustes presupuestarios a las políticas contra el tabaquismo, antes bien, que aumenten sus esfuerzos para prevenir y luchar contra esta gran plaga. En este sentido, subraya que cualquier inversión destinada a desincentivar el consumo, prevenir y actuar contra el hábito tabáquico siempre tendrá más beneficios que costes, y recuerda que una enfermedad como la EPOC, que en el 70% de los casos es atribuible al tabaquismo, genera unos costes sociales, laborales y sanitarios, que suponen 2.400 millones de euros/año (2% presupuesto anual del Ministerio de Sanidad y Consumo y un 0,25% del PIB).
Neumosur cree que las políticas públicas contra el tabaquismo, además de mantener de forma inflexible la prohibición de fumar en los espacios cerrados, deben incluir la eliminación de la publicidad y el endurecimiento las medidas fiscales contra el tabaco, pues por cada 10% que sube el precio de venta al público del tabaco, disminuye la prevalencia de tabaquismo en los adolescentes entre un 7-10%.
Los especialistas recuerdan que el tabaquismo es una enfermedad adictiva crónica y recurrente, reconocida como tal por la OMS y que por tanto es fundamental que se apoye decididamente a las personas que quieren dejar el tabaco y no pueden, con la inclusión de tratamientos para la deshabituación en la financiación pública sanitaria y la potenciación de las Unidades Especializadas de Tratamiento del Tabaquismo, un hecho que sigue siendo la gran asignatura pendiente de las políticas de prevención y tratamiento del tabaquismo. En este sentido, los neumólogos apuntan que en los últimos años no sólo no se han potenciado estas unidades, sino que por el contrario en muchos casos se han eliminado las que funcionaban de forma correcta.
En un contexto de ajustes presupuestarios, Neumosur advierte a las administraciones que los recortes en las políticas activas contra el tabaquismo pueden salir muy caras no sólo desde el punto de vista sanitario sino también desde el punto de vista económico. “La edad media de incapacidad laboral debido a la EPOC se sitúa entre los 56,2 años, con un rango que oscila desde los 36,7 a los 64,8 años”, explica el Álvarez, que señala que estos datos dan idea de la magnitud del problema desde el punto de vista de la sostenibilidad del sistema público de salud y de la propia competitividad económica. A estos datos sobre la incapacidad laboral hay que sumar los asociados al absentismo laboral y a la menor productividad de los trabajadores fumadores a lo largo de sus vidas. “Parece un sin sentido que mientras la edad de jubilación se retrasa y los gobiernos estudian cómo mejorar la competitividad y el funcionamiento del mercado laboral, se deje de actuar sobre factores como estos, que introducen claramente ineficiencia”, explica el Dr. Álvarez.
Por ello, Neumosur pide al nuevo Gobierno Central y al que se forme en Andalucía tras las elecciones del 25 M que no lleven los ajustes presupuestarios a las políticas contra el tabaquismo, antes bien, que aumenten sus esfuerzos para prevenir y luchar contra esta gran plaga. En este sentido, subraya que cualquier inversión destinada a desincentivar el consumo, prevenir y actuar contra el hábito tabáquico siempre tendrá más beneficios que costes, y recuerda que una enfermedad como la EPOC, que en el 70% de los casos es atribuible al tabaquismo, genera unos costes sociales, laborales y sanitarios, que suponen 2.400 millones de euros/año (2% presupuesto anual del Ministerio de Sanidad y Consumo y un 0,25% del PIB).
Neumosur cree que las políticas públicas contra el tabaquismo, además de mantener de forma inflexible la prohibición de fumar en los espacios cerrados, deben incluir la eliminación de la publicidad y el endurecimiento las medidas fiscales contra el tabaco, pues por cada 10% que sube el precio de venta al público del tabaco, disminuye la prevalencia de tabaquismo en los adolescentes entre un 7-10%.
Los especialistas recuerdan que el tabaquismo es una enfermedad adictiva crónica y recurrente, reconocida como tal por la OMS y que por tanto es fundamental que se apoye decididamente a las personas que quieren dejar el tabaco y no pueden, con la inclusión de tratamientos para la deshabituación en la financiación pública sanitaria y la potenciación de las Unidades Especializadas de Tratamiento del Tabaquismo, un hecho que sigue siendo la gran asignatura pendiente de las políticas de prevención y tratamiento del tabaquismo. En este sentido, los neumólogos apuntan que en los últimos años no sólo no se han potenciado estas unidades, sino que por el contrario en muchos casos se han eliminado las que funcionaban de forma correcta.
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