Había visto muchas reseñas de este libro y estaba deseando leerlo así que ya os imaginaréis que, cuando gané el concurso de Cuéntate la vida, uno de mis blogs favoritos y Goizeder (¡gracias, guapa!) me envió el libro a casa me puse más contenta que unas castañuelas. Suponía que lo iba a pasar bien leyendo Un féretro en el tocador de señoras y la verdad es que no me equivoqué, resultó ser un libro muy fresco y divertido que me leí en un suspiro y me dio ganas de seguir conociendo a Regina Roman, su autora. Olivia es una niña pija con todas las letras, vive en casa de sus padres y con un nivel de vida alto, tiene un novio de toda la vida acorde con la situación y acaba de terminar la carrera de derecho. Por si eso fuera poco, va a estudiar las oposiciones a notaria.
Así empieza la historia que nos cuentan en este libro, con una chica joven y vital a punto de encerrarse en su casa a estudiar por lo siglos de los siglos (ya sabemos lo duras que son estas oposiciones). Pero claro, si la cosa quedara ahí no tendríamos libro que leer. Olivia despierta de repente, como quien dice y opta por decidir ella sola su vida, sin que sus padres se la organicen. Esto le va a acarrear, no solo el enfado de su padre sino que su vida entera se dé la vuelta por que, tras intentar, sin éxito, vivir con su novio tendrá que plantearse muchas cosas, buscar una casa donde vivir, superar algún que otro obstáculo para poder dedicarse a lo que de verdad le gusta… En definitivas cuentas, va a pasar de una vida más que resuelta a una vida por resolver. Además, va a conocer a alguien muy especial que ya vivía en su piso antes de instalarse ella, un fantasma simpático y revoltoso que le va a dar muchos dolores de cabeza y muchos buenos ratos. Como veis no es un libro con una trama complicada ni nos va a hacer plantearnos lo divino y lo humano, nada de eso. Es un libro entretenido que, seguramente, no pretende ser mucho más. Yo me he divertido mucho leyéndolo y debo reconocer que la protagonista, Olivia, se ha ganado toda mi simpatía y que me ha encantado ir viendo circular por el libro personajes y situaciones de lo más pintorescas y disparatadas porque además, la autora tiene el buen gusto de ir sorprendiéndonos a medida que vamos pasando páginas. En fin, que a mí me ha gustado mucho y lo recomiendo, además me parece una lectura estupenda de verano, ideal para bajar a la playa o a la piscina y para leer en el tren o en el avión.
La única pega que le pongo es que el cambio de Olivia, que se va produciendo a lo largo del libro, va complementado con un montón de tacos y palabras mal sonantes y es una pena porque este tipo de lenguaje hay que saber usarlo, bien puesto puede hasta darle vidilla al texto pero en exceso pierde efectividad, bajo mi punto de vista. ¡Ah! Y un tirón de orejas a la editorial porque yo creo que se han saltado algún paso en la corrección. Por lo demás, si tenéis ganas de pasar un ratito divertido Un féretro en el tocador de señoras puede ser vuestro libro del momento.