Llevo casi lo que llevamos de año hablando a todo el mundo de Blackwater, esa saga Literaria que, a falta de las sorpresas que lleguen en los próximos meses, considero ya el mayor acierto editorial del año. Blackie Books ha conseguido vender miles de libros en un tiempo incierto, y, no sólo eso, sino que los lectores compren seis volúmenes, y esperen, con manifiesta impaciencia, quince días entre libro y libro. El secreto ha sido mantener el formato de publicación que pidió en su momento (1983) el autor, Michael McDowels: en edición de bolsillo y de forma periódica. Y, tantas décadas después, ha vuelto a funcionar.
Esta es la historia de una familia de un pueblo de Alabama, donde, algo poco corriente, el matriarcado domina dentro y fuera de las casas. Las particularidades de las mujeres, de diferentes generaciones, casan a la perfección con elementos sobrenaturales que parecen acompañar cada una de las luchas de poder, entre aquellas que manifiestan un carácter más fuerte. En el trasfondo de la saga, encontramos la Naturaleza que se revela al intento de dominio del ser humano, la fuerte crisis económica producida por el crack del 29, el racismo, la homofobia y la fiebre del petróleo. Si ya con todos estos ingredientes, poco más se puede pedir, resulta que, ahora que ya he devorado las seis entregas, puedo contarles, sin más detalles, que el final es redondo. Es posible que uno de los mayores temores de los lectores de sagas sea que el final resulte decepcionante. Pues no, Michael McDowels supo lidiar con las desbocadas corrientes de los diferentes hilos argumentales hasta bordar un final épico, como lo es esta historia.
Especial mención merece también la belleza de las portadas inspiradas en épocas victorianas, de los seis libros, obra de Pedro Oyarbide, de quien les dejo aquí un vídeo por si quieren conocer más sobre el proceso de creación: