La basílica de Sanctae Mariae Angelorum in Thermis en la Plaza de la Republica de Roma es un lugar obligado para los aficionados a la astronomía matemática. La iglesia se construyó sobre las Termas de Diocleciano y Miguel Ángel se encargó de su portal.
La bellísima meridiana del templo (de la que ya hemos hablado) reguló los relojes de Roma durante siglo y medio. Quizá por ello un centro de investigación chino dirigido por Tsung Dao Lee, Premio Nobel en 1957, regaló una estatua de Galileo que se ha instalado en un patio trasero.
Un péndulo situado entre dos confesionarios intenta inútil pero tenaz desbancar con su isocronía la periódica cita del Sol a mediodía.Abandonada para el culto, la basílica muestra ahora más que nunca la vanidad del tiempo y el espacio.