Revista Cultura y Ocio

un galimatías sin sentido

Por Aceituno

Ésta es la virgen María dándome la espalda. Cuando tomé la foto no lo pensé de esa forma, simplemente me gustó el encuadre bien cerrado sobre ese círculo, el cielo azul, la textura mohosa de la imagen y el brillo del sol en el metal. Me pareció una imagen interesante. Pero ahora que la miro con más calma me doy cuenta de que más allá de cualquier elemento compositivo, lo que tengo es a la virgen dándome la espalda. Y eso tiene mucha carga de significado.

Hay un viejo chiste que ilustra muy bien lo que quiero decir: se trata de un tipo con retraso mental que pasa por la puerta de una iglesia justo cuando el cura está diciendo “…Dios nos hizo a todos iguales…”, ante lo cual el tipo replica: ¿Ah si? ¿Y conmigo qué hizo? ¿Un experimento?

Pues eso, que en demasiadas ocasiones parece que Dios y sus adláteres abandonan a su suerte a determinadas personas. Entre ellas a mí. Yo no se qué pasaría conmigo si creyese en Dios. Debe ser muy duro para un creyente enfrentarse de repente al cáncer o a cualquier enfermedad parecida. Muy duro y muy frustrante. Imagino que deben sentirse fatal porque Dios los ha elegido para castigarlos o algo así. En algunas películas se ha tocado el tema y parece que el consuelo del buen creyente está en que al fin se va a reunir con Dios y que si va a morir es porque Dios tiene una buena razón para ello. Razón que no entendemos, obviamente, porque los designios del señor son inescrutables. Supongo que los muy creyentes encontrarán que tiene sentido. Yo, desde luego, no le veo ni pies ni cabeza. El hecho de que existan enfermedades como el cáncer, me parece una prueba irrefutable de que Dios no existe. Al menos el Dios que nos quieren pintar, ese que nos ama profundamente. Todos sabemos lo que es amar profundamente. Y el cáncer no cabe por ningún lado.

Sé que algunos seres humanos sienten la necesidad de aferrarse a la existencia de algo más allá de lo que conocemos, algo que de respuesta a las preguntas que no somos capaces de responder mediante la ciencia, pero me da la impresión de que cada vez se sostiene menos la existencia divina. A medida que la ciencia va dando pasos y sabiendo cosas nuevas se van desmontando los mitos religiosos. Comprendo que algunas personas sientan la necesidad de rezar, incluso de rezar por mí, que no soy creyente, para que se produzca un milagro y me cure. No se lo reprocho. Simplemente allá cada cual con sus mambos mentales. Tampoco creo que me vaya a hacer daño que lo hagan. La religión, por lo general, sí que piensa que quien no es creyente arderá en el infierno. Claro que depende de qué religión estemos hablando, porque esa es otra, resulta que hay un montón de dioses diferentes y todos los creyentes opinan que el suyo es el bueno. Al final todo resulta un enredo que nadie entiende, un galimatías sin sentido del que prefiero no formar parte.

En fin, yo lo que digo es que a mí Dios me ha dado la espalda. Por alguna misteriosa razón me ha elegido a mí para enviarme algo horrible.

Por suerte, como dije antes, no creo en Dios, porque si no… no sé, supongo que estaría bastante cabreado con él.


un galimatías sin sentido


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