Hoy, que para los que creen en la Navidad debería ser un día especial, debería ser una fecha de alegría y solidaridad, vuelven a demostrar que todo es paripé, que les importa un carajo los demás, por mucho que digan que no. No hay excusa. Ninguna. Y que no vengan con historias. Que no nos cuenten milongas, que ya les conocemos. Han cambiado el ministro de Sanidad y da igual, ni puñetero caso. Pero la cuestión es meridiana: si alguien puede paliar un sufrimiento con probabilidad de muerte y no lo hace: es un insensible y un canalla.
Y eso es lo que es este gobierno. Porque no es posible que se juegue con la vida de las personas y después de haberles prometido desde hace más de dos meses un medicamente que les cura su hepatitis C, no lo suministren. Basta ya, que no me vengan con que es caro: una vida no tiene precio. Que no digan que no tienen dinero, porque es mentira, tienen mil sitios para sacar fondos. Bien que se dieron prisa para rescatar bancos –claro que les importan más que las personas— y la broma nos está costando más de cien mil millones.
Antes la culpa se la echaban a Mato, hoy dimitida. Ahora está en el puesto ese que decían que era un grandísimo portavoz, y que prometía ser un ministro superior, pues ahí lo tienen, ni un dedo. Y eso que la bromita ya ha costado una vida y que otras más están en peligro. Pero nada, el ministro y sus compas de gobierno, con Rajoy a la cabeza, siguen sin decir ni pío.
Tranquilos, en sus casas o fincas, o en algún complejo turístico estarán celebrando la Navidad –quizá en algún spa--, esa fiesta que tanto les gusta, con su salmón, su marisco, su pavito, sus dulces y sin olvidarse de su Chivas y de su Moet Chandon. Ellos son así, su preocupación es la Navidad y no se van a andar con pendejadas de ‘muertos de hambre’ como son los enfermos de hepatitis C. Más adelante ya verán, pero ahora hay que apurar, ganar días, hay que soltar la tela poco a poco, hay que cuadrar el presupuesto aunque sea a costa de la vida de ciudadanos.
Pero nada, tranquilidad. Ya venía haciendo cosas que podían anunciar todo esto. Desde el maltrato en los CIES, a las cuchillas de Melilla, pasando por la fuerza bruta usada por la policía en algunas manifestaciones o apartar a una parte de los inmigrantes de la medicina pública, nos anticipaban quienes son estos gobernantes, estos amantes de lo suyo y de los suyos, esos enemigos de los ciudadanos corrientes y molientes. Estos insensibles de tomo y lomo.
Y eso que la A.E.M. (Agencia Europea del Medicamento) aprobó el medicamento hace casi un año y que el mismo gobierno, en septiembre, dijo que lo suministraría en unos días. Pues nada, todo sigue igual. En España hay unos 3000 enfermos de hepatitis C en fase avanzada cuya vida peligra, y ellos siguen mirando a Molina. Tan sólo unos pocos han recibido el tratamiento adecuado. Y, la grandísima mayoría espera recibirlo antes de morir.
Hoy muchos de estos enfermos están encerrados en el Doce de Octubre, llevan ocho días durmiendo en el suelo, esperando una respuesta del ministerio de Sanidad, que se hace el loco, a sabiendas de que el caso de Teresa –una enferma que murió hace unos días por no recibir a tiempo el medicamento (Sovaldi)— se puede repetir. Pero parece que da igual, nadie ha hecho acto de presencia, se diría que están esperando que se cansen o que se les ingrese –alguno está a punto ya— debido a la gravedad de la enfermedad, o simplemente que se mueran.
No se dan cuenta, mejor dicho, sí se dan cuenta pero no hacen nada, a sabiendas de que un día transcurrido puede ser mortal. Esta es la prueba de que no era cuestión de la ministra Mato, de cuya ineficiencia y corrupción no tenemos dudas, sino del Partido Popular, quien no ve urgente ni necesario que estos enfermos consigan ese medicamento. Ya saben lo que dicen: “Cuesta mucho”.
Después de ver los dineros que han gastado en obras faraónicas que no sirven para nada o para casi nada, después de ver la pasta que se han tragado sus correligionarios en la Gürtel y en la Púnica, después de ver lo que ocurre en la Comunidad Valenciana y como se ha tirado el dinero, ahora resulta que no hay para lo que debería ser prioritario, salvar vidas. Claro que para el PP, lo de las vidas es poco importante, lo importante son los bancos y ganar elecciones a cualquier precio.
Ya es hora de que nos demos cuenta de que Rajoy y sus muchachos son el peor virus que ha tenido la Sanidad Pública en los últimos tres años. Ojalá que esto y las demás tropelías que están cometiendo sirvan para alentar a los ciudadanos y aclararles lo que no hay que votar.
Salud y República