Revista Cultura y Ocio

Un hermetismo ético

Por Fruela
Quien interpreta este poemario se impregna de él -se contamina- y casi acaba escribiendo poesía para comentar poesía. Hay que buscar el sentido de la música de Folk, el ritmo, la cadencia de una escritura que, en su aparente ininteligibilidad, es política: en este Folk asturiano se imprime la garra de la crisis, el ganado, la lengua vernácula, la minería, el paro, los brotes verdes, la sucesión mortuoria de los outlets y La Internacional. En esa poesía hay pintadas en las paredes que forman parte del paisaje: una manera desestructurada y rota de aproximarse a una realidad desestructurada y rota. El hermetismo de Folk no expulsa al lector, no lo aísla, le deja espacio: un hermetismo ético expresa la connotación política de las aristas y los filos, de las dificultades. En la contemporaneidad más radical, una antigua voz va permeabilizando el discurso poético con diálogos y fantasmagorías adivinadas entre la lluvia lenta del norte. Las grúas se mezclan con las nanas y el lector se pregunta qué debería sentir o si de verdad lo que hay que hacer cuando se lee poesía es sentir algo. O se trata de otra cosa. La poesía de Fruela Fernández es un oportuno elogio de la pereza en estos tiempos de hiperactividad y convulsiones: el placer de quien se permite “perder el tiempo” regodeándose en intuiciones y en delicadísimos poemas que quizá son de amor: Niña con tiempo/y calcetines largos,/ de tan médula fina-.   Marta Sanz, El Confidencial, 4 de mayo de 2013
 

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